Aquéllos momentos de ingratas vivencias. De bajonas existenciales que parecían navegar en todo un infinito. Luego, llega la luz, una suave paz, y el aroma del que se encuentra ya en casa. Sí, en su propia casa.
Hay momentos difíciles que, aunque cierres la puerta de tu alma, dichos momentos parecen entrar y salir a su antojo. Mas cuando eres fuerte, tú habitas plenamente tu propia casa, tu espacio mas elemental y crucial.
Hay momentos difíciles que, aunque cierres la puerta de tu alma, dichos momentos parecen entrar y salir a su antojo. Mas cuando eres fuerte, tú habitas plenamente tu propia casa, tu espacio mas elemental y crucial.
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