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jueves, 28 de febrero de 2013

Te voy a contar algo personal...

_Empiezo comentándote que fui alumna de ciencias. Nunca de letras.
  _Me encantaban que me leyeran cuentos e historias de todo tipo. Una historia bonita era para mi toda una golosina.
_A veces no tenía ninguna duda para elegir una de ambas cosas. Mis abuelos maternos fueron muy importantes en mi vida. Les debo muchísimo. Ellos marcaron gran parte del camino que recorro ahora. Mi vida familiar fue excesivamente difícil, muy dramática (omito comentarios). No quiero que el agua llegue al río. Es una historia pasada, yo soy una mujer madura, y aquello ha de quedar muerto y bien enterrado.
   _De pequeña me refugiaba en el dibujo y la escritura. Me ponía super contenta cuando leía a mi madre cosas escritas por mí, y ella era capaz de emocionarse. Un tanto de lo mismo digo de mi hermana, Natalia, a la que le debo grandes momentos gratos, divertidos y felices.

   _Soy bipolar. Desde mi punto de vista es difícil educar a un niño-a siendo bipolar. Nuestro trastorno bipolar puede ser alarmante para un niño-a. A lo mejor nosotros no somos capaces de evaluarlo como tal. Creo que sucesivas crisis vividas por niños pequeños pueden ocasionar un desbarajuste en sus emociones, en su persona.

  _Sin embargo, te comento que respeto en grado sumo a las personas bipolares que han decidido ser padres. Yo nunca he tenido hijos.

    _También te comento que yo, cuando bajo los trastornos de una crisis, me encontraba votada en una cama noche y día durante mucho tiempo. Con un cansancio de ángelus .. pues te puedo comentar que solo la llegada de mis sobrinos, en aquella época todos pequeños y algunos mas llegarían mas tarde, pues eran las únicas personas que me hacían levantar de aquella cama, sonreír, jugar con ellos, entablar comunicación con ellos, poner orden cuando se peleaban entre sí. Formar grupos de teatro donde lo pasábamos genial, concursos de canciones... lo pasaba verdaderamente bien.

   _En mis momentos más difíciles, los mas angustiosos, los mas decepcionantes y de bajona brutal... todos mis sobrinos me hacían levantar el vuelo, buscar momentos para recargar pilas y suspirar de felicidad (tengo testigos de ello).

¿Qué me aportaron mis sobrinos y que me siguen aportando?

     -Ilusión por la vida.
     -Aceptarme incluso en mis momentos mas horribles donde físicamente estaba destrozada.
    -Aceptarme en su grupo.
   -Jugar conmigo y contar conmigo para multitud de situaciones.
Les debo aquellos ratos en los cuales me levantaba de la cama y era capaz, a través de ello, de volver a sentir vida, a respirar sintiendo la respiración...

Les quiero muchísimo a todos ello. Sí, lo saben

¡Después de esto que te comento, que te voy a decir de los niños!
      Me dieron la vida, me llenaron de vida.

Para ninguno de ellos fui un ejemplo negativo, de miedo... mas bien todo lo contrario.

   -La verdad es que decidí inclinarme por las ciencias por que no controlaba para nada la ortografía, ni las formas gramaticales. Leer textos era una tortura, era muy dificultoso puesto que no entendía nada...

Ahora soy feliz a mi manera. Quizás me falta mucho por aprender, por descubrir de mi, de ti, de todos, de la sociedad... de aquellas situaciones no elegidas que pararon y torturaron mi vida.

Salir de esta situación no ha sido nada fácil. Hoy estoy en ruta. He aprendido muchísimo de mi y de la vida. Quizás me falte mayor relación social. ¡Ojo, ya mi timidez no está en números rojos! Puedo comunicarme, ello me hace inmensamente feliz.

    Gracias por estar ahí....

       M.Mercedes Rodríguez Perera

2 comentarios:

  1. Para mí ha sido muy difícil contar ciertas experiencias fuertisimas que me ha tocado vivir. Algunas de ellas francamente brutales que me han traumatizado de por vida. Algunas personas han conseguido que yo aprenda a vivir, a sentir nuevas emociones, a despertar en la verdad, amistad, respeto, autenticidad y a tener unas enormes ganas de vivir. gracias, corazones.

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  2. Mi vida fue un caos casi desde que tengo uso de razón. Estaba convencida de un desahucio familiar en toda regla. Con esa actitud sé que no se puede arrastrar ni un carro de muñecas. Trasladé esa situación al colegio y los problemas se multiplicaron una barbaridad. No aprendía y desconocía mi ansiedad y gran nerviosismo.

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