Y a veces, calma su genio. Dulce en momentos opacos, para acariciar su esencia. Y el fruto de sus adentros, siempre cuida con esmero. Y en su ronroneo perpetuo, deja su huella sigilosa, que calma hasta un mar de entuertos. A veces, le doy las gracias. Pues me hace cómplice de su tiempo.Desde la orilla lo observo, y su inmensidad me abraza.
Y a veces, calma su genio. Dulce en momentos opacos, para acariciar su esencia. Y el fruto de sus adentros, siempre cuida con esmero. Y en su ronroneo perpetuo, deja su huella sigilosa, que calma hasta un mar de entuertos. A veces, le doy las gracias. Pues me hace cómplice de su tiempo.Desde la orilla lo observo, y su inmensidad me abraza.
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