-El lobo feroz anda merodeando bibliotecas.
-Dicen que tiene hambre y sed de aprender.
-No se yo las artimañas que se tiene entre cejo y cejo el señorito lobo.
-Se va a pegar un empanche de libros que no se yo si su señora loba va a encontrar remedio cacero para tan malestar.
-Bueno, a ver si a lo mejor le interesa instruirse con los libros para ver si consigue unas buenas oposiciones y se transforma en instructor de caminos.
-¿De caminos?
-¡Pues no sé que decirte!...
Mercedes
nunca pense que el cuento del lobo daria para tanto, un lobo feroz con una necesidad de aprender casi obsesivamente para conseguir un perfeccionamiento de su objetivo o camino.
ResponderEliminarDicen que la necesidad pues obliga. Es decir, cuando tengo la necesidad imperiosa de conseguir uno o varios objetivos, pues me pongo en marcha y puedo dedicar el tiempo que sea necesario para ello. Bien aumentando el conocimiento de materias que me interesan con el fin de adquirir objetivos previamente pensados.
ResponderEliminarBueno, a veces, nos vemos en la necesidad imperiosa de cambiar de táctica si queremos conseguir nuestros objetivos. Impresionar, positiva-mente,es un buen indicativo de que los objetivos alcanzar nos puedan ir geniales. Dejar a una persona fuera de juego,en el mejor sentido de la expresión, es la mejor herramienta para impresionar al otro-a, y, por supuesto, para impresionarnos a nosotros mismos.
ResponderEliminarMercedes
¡Huy, cuántos lobos y lobas se encontraran tras nuestra piel!
ResponderEliminar¡Cuántos lobos feroces ocultando su identidad para merodear por todo tipo de caminos con artimañas no siempre ortodoxas. Un lobo, cualquiera de nosotros, que en un momento dado actúa de forma obsesiva y dañina... ¿Matamos al lobo feroz o, tal vez, le ofrecemos clases de terapia constructiva!
El lobo feroz nunca ha tenido buena fama y a que es verdad que a todos nos gusta quedar bien... Ojo, pues con el lobo...
Mercedes