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martes, 3 de julio de 2012

La mirada en el ayer...

-La mirada en el ayer...
-Unas veces te tortura. Sí, por que, sabes qué, puede llegar a intimidarte.
- A situarte en un rincón acomodado de tu pasado y, ale, a gobernar que parece ser que a todos gusta esa palabrita de alto rango.
-El recuerdo que no quiero sentir presente.
-¡Esa mirada, traviesa, que se cree dueño de mis actos, sentimientos, pensamientos y demás...!
-Voy a mascar un chicle y se lo voy a poner en su asiento preferido.
-¡Además, lo voy a combinar con otro pegamento súper especial!
-¡Y a ver que señorito-a, invade el terreno del otro-a!
-¡Uy, se ha marchado la mirada-ayer!
-Y yo que la dejé pegadita a su silla preferida, reflexionando mapas de correctos caminos hasta llegar a metas encauzadas.

     ¡Ojo, si quiere invadir terrenos privadso, pues que aprenda a pedir permiso o a ganarse su puesto según valía!
-¡Faltaría más!
-¡Pues eso, faltaría mas!

       A veces compartimos momentos  bellos, dulces, transparentes... y puede ser toda una satisfacción el recordarlos. Otrás veces el recuerdo puede ser ingrato, humillante y hasta doloroso.Urge entonces buscar con ellos caminos de ida... jamás de vuelta... Tal vez, de asimilación para que, semejantes caballeros andantes, no nos hagan daño.

       Mercedes







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