-Me estaría toda la vida observándole, coqueteando con su juego-mirada.
-Le haría mil preguntas mas una.
... como un buen alumno a un buen profesor.
-Con su casa a cuestas... normal en todo caminante senderista.
-Paciente hasta la eternidad (ganas dan hasta de usar un abanico)
-A veces... desaparece ante tu atenta mirada.
¡Y eso que a mí no me gusta jugar sucio!
¡Pues no sé, pero yo creo que él lo sabe!
M.Mercedes Rodríguez Perera
A lo mejor no te creerás lo identificada que he llegado a estar con el caracol. Era super lenta al hacer las cosas. No escuchaba... eternizaba el sonido. Ansiando el marchar lejos, el volar alto, el despegar del suelo. Usted siga-señor caracol-seguro que lo consigues. ¡No te preocupes tengo esperanza por los dos!...
ResponderEliminarA veces, el camino es lento, señor caracol, puesto que se rompe un alma. El sentimiento pierde su calor emotivo. Y las compañias, algunas, te dejan en la estacada. Te miras de arriba abajo y... mientras suspiras amargamente, le dices al señor caracol, que si el puede pues tú también has de poder. El paso es lento, nada seguro, mas hay vida en su interior. ¡Oh, buenísima señal!...
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