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miércoles, 21 de octubre de 2015

¡Y la felicidad!


  ¡Oh, la felicidad! Hermosa palabra llena de un sin fin de contenidos, de formas, de momentos, de esencias particulares.La felicidad puede ser un excelente comodín en momentos de bajona, de tristeza casi imperial. Los momentos francamente difíciles, aquellos que puedan aunarse quizás al horror de una gerra, también tienen senderos dulces, de acogida, de compartir, de sentimientos nobles. Guerra tal vez afectiva, emotiva, sensitiva. Una guerra abandono, desahucio familiar, profesional, social. Yo busco la felicidad en los momentos gratos, en el sentir y respirar de una vida, en el don de la generosidad, en la ternura de un niño que solo pretende que le prestes atención. Quizás que le regales una pequeña parte de tu tiempo.Podemos pasar por momentos francamente duros, decepcionantes de una vida. Momentos de temperamento afectivo, momentos de soledad brutal donde la felicidad casi no aparece ni para dar nos las buenas noches. Es muy difícil cuando se vive en la soledad, en la oscuridad de un infierno, pues pensar con claridad, pensar de forma positiva y divertida. Mas la felicidad existe y existen momentos felices(desde un punto de vista muy personal). Seguro que en tu haber encontrarás algunos de estos momentos que borraron todo o casi todo indicio de mal estar. Busco la felicidad cuando la interiorizo en mi mundo interior. Cuando soy correspondida de forma instintiva, casi sin ser consciente de ello. Cuando le hablo a mi dios particular de algunas situaciones nada grata y siento que la paz vuelve a mi vida, al encuentro de mi yo interior. Si yo no creyera en la felicidad, en la posibilidad de contactar con buenas personas que persigan casi mis mismos objetivos... pues la vida poco sentido tendría. Ya que la vida en sí misma, pues la entiendo yo, como superación, agarre a los momentos, conmovedora y sentimental casi al mismo tiempo. Los momentos difíciles están para ser superados, aunque existan circunstancias que casi no podemos explicar. Es en la lucha, en el trabajo diario, en el despertar de los momentos donde yo encuentro un momento para sonreír, para compartir, para estar ahí, para sentir que no estoy sola en este camino, en este sendero que a veces es capaz de sorprenderme a mí misma. Gracias por estar ahí.

    A veces se hace imprescindible apostar el todo por el todo y eso no suele ser nada cómodo.

      M.Mercedes Rodríguez Perera

2 comentarios:

  1. Quizás la felicidad llega a mi vida cuando me desprendo de actitudes egoístas que acortan, sin ser yo consciente del todo, pues mi felicidad. Hay senderos que entiendo yo se han de transitar en solitario. Son senderos vida personales. Claro que a lo largo del camino, de tu camino particular, puedes encontrarte todo tipo de eventos. Que las oportunidades bonitas, agradables, que realmente merezcan la pena, pues no se te escapen quizás por pensártelo demasiado. ¡Suerte en tu camino vida!

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  2. Fui feliz cuando toqué tierra firme y entendí que ahí comenzaba mi camino. Fui feliz cuando observé a un bebé sonreir y me dije que ojalá nadie le robase su sonrisa. Fui feliz cuando gozaba de la compañía de mis abuelos maternos y mi vida se convirtió en un remanso de paz, de calma caprichosa, incluso de cotemplación hacia todo aquél momento que despertaba mi curiosidad. Fui feliz cuando recuperé la compensación. Por los pelos-me dije-

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