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martes, 29 de mayo de 2012

¡Ay el amor!

Ay el amor. Tal vez cojea bastante. Puede presentarse como la ilusión de un despertar. El camino hacia la esperada felicidad. Un regocijo del alma...
Pero... a veces, sin un cómo ni un por qué... se transforma en áridos desiertos. Momentos de soledad infernal. Vacíos sin respuestas ni contenidos.
A veces hay que dejarle partir para verlo desde una cierta distancia, que nos ofrezca una mayor visión del contenido, una aptitud más imparcial y más verosimil.
Hay momentos en los que se hace necesario dejarle partir, por que reconstruir lo roto puueda arruinar nuestras vidas.
Hay que aprender a quererse un poquito mas y sobre todo no caer en el dicho que un nuevo amor sustituye y con creces al anterior. A veces pensar así te puede llevar a un pozo sin fondo. Ojo pues.
Se ha de buscar un tiempo para pensar, olvidar, restablecer nuestro equilibrio fisico-emocional.
A veces caminamos totalmente a ciegas. Es importante canalizar nuestras emociones, abrir y tantear el terreno abonado para posibles relaciones fructíferas y con contenido.
Caer en la decepción es algo así como matar la esperanza
Vivimos en un mundo que camina tan deprisa que... tal vez... y solo tal vez, lo que he comentado pueda estar en puro desahucio.
¡Por la vida, la esperanza, las relaciones saludables... por ti y por todos nosotros!
Mercedes

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