Los celos...

Uy esos celos que entran primaverales y se convierten en otoños fríos, ausentes de calma.
Celos que pueden comenzar como el despertar de un coqueteo, de una ilusión, hasta de un juego sin malicia.
Y... a veces se encienden cual guerra sin control de mando. Desenvocando en terribles tormentas. Apagando la ilusión, el amanecer más deseado, el más dulce despertar...
Convirtiéndose en potro salvaje, indomable, sin causa ni efecto justificado...
Sembremos trabajo personal y grupal de confianza mutua, de autoestima, de un saber escuchar y tener voz propia. Sembremos luz en los caminos, principalmente en los nuestros. Aprender amar es todo un libro personal y social... ojo, a veces olvidamos el trabajo grupal necesario para todo crecimiento personal y para entender que en equipo conseguimos multitud de cosas. En solitario nos podemos ahogar en nuestro propio destino... ojo, pues...
Mercedes