Uy esa soledad que invade mi persona. Que se acomoda en mi interior-exterior. Que no entiende de normas, derechos, deberes y hasta de obligaciones. Que se refugia como única señora-señor de mi ser. Que mata mi libertad auténtica. Sí, por que a veces la soledad no deseada es como un fuego abrasador donde priman, por desgracia, las ausencias, un interior vacío llenos de grietas auténticas. Las cuales muchas veces no vemos, no nos percatamos de ellas. Ni siquiera podemos compartirla con bellos amaneceres. Uy, que pena...
Mercedes
No hay comentarios:
Publicar un comentario