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jueves, 28 de noviembre de 2013

El libro que tanto me costó abrir


   Pensé que no estaba hecho para mí, una mujer de fregona, hacer camas, fregar... ¡quien va a tener tiempo para aprender a leer un libro!
    Entendí que por educación al nacer niña pues mis labores estaban solo y exclusivamente en la casa. Aprender en el cole se consideraba que era algo de no mucha prioridad. Mis hermanos...poco o casi nada hacían. Mi hermana, cuando tuvo una cierta edad, se ofreció a compartir la mitad de las tareas de la casa. Cosa que me dejó absorta (en aquella época no nos ayudadaba nadie el del exterior para tales tareas).
   Coger un libro en mis manos y entenderlo podía traerme multitud de problemas. Se supone que las niñas no aprenden ni contestan ante argumentos injustos e incongruentes.(vaya si me trajo multitud de problemas leer libros)
    Gracias a los libros conseguí:
           Aprender a expresarme
           Aprender a soñar.
           Digerir lo indigerible.
            Razonar con  argumentos, a veces, irrefutables.

            Entender que yo estaba capacitada para aprender cosas, para acercarme al mundo, para ser tratada como persona con derechos, deberes, con motivos para el respeto y la igualdad, salvando las diferencias que nos caracterizan los unos de los otros, pues ello era algo ilusorio.
             Intentar entender que no era tan tonta como mi familia me hacía ver, como a veces, según mi entender, se me manipulaba para realizar tareas caseras y punto en boca.
Claro que, con respecto a los libros tenía un enorme problema. A pesar de cierta edad que yo tenía, pues no sabía lo que era una biblioteca ni para que servian. Mucho menos podía entender que una biblioteca fuera capaz de prestar libro a cambio de nada. Ello me parecía una incongruencia en toda regla.
        Así pues, era yo quien debía costearme libros, lo mas baratito y sabiendo que, la mayoría de las veces carecía de dinero para ello. El dinero se empleaba todo en la casa mas nunca parecía alcanzar para cubrir necesidades básicas.
     Por lo que mi ignorancia ante la función de las bibliotecas me llevó a comprar libros sin contenido. Sintiendo una enorme nostalgia hacia libros que adoraba...  mas no podía costearme.
     
        Actualmente me cuesta muchísimo leer algún que otro párrafo de un libro, por muy interesante que me parezca y por mucho empeño que ponga en tal labor. Te digo más, me cuesta muchísimo leer mis propios comentarios y eso que son personales y me encantan... pero haya mucha o poca luz la vista se me cansa horrores y tengo, en contra de mi voluntad, pues  abandonar los libros, mis comentarios, todo aquello por lo que un día soñe y me abrio las puertas a la vida.

      Mi oftálmolo no ve dicho problema. Él piensa que no hay motivos para que yo no pueda leer libros. Evidentemente, la realidad es bien distinata. Mi vista se cansa muchísimo, no veo bien y no puedo, literalmente hablando, leer mas de un párrafo con una enorme dificultad por mi parte.
   
     A veces me entran unas enormes ganas de llorar cuando veo ciertos libros en mi estantería y he de conformarme con mirarlos por fuera. ¡No veas lo que duele eso!...

       Pero que nadie me quite lo que he conseguido hasta ahora. Con un gran esfuerzo y tesón.

             M.Mercedes Rodríguez Perera

1 comentario:

  1. El libro es una herramienta muy importante. Puede viajar contigo. Puedes ojear dudas, curiosidades... fiel amigo en lo bueno y en lo malo. Un libro puede ser un tesoro de valor incalculable. Así pues, cuídale, mímalo, guardale su mercido respeto. Si le tratas bien, él siempre estará ahí, junto a ti, en el camino...

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