Las artes marciales

-¡Uy, cuanto hubiera yo entregado para que mis padres me apuntaran, de niña, en un gimnasio de artes marciales!
-Pero... en mi familia las niñas se dedicaban a las tareas del hogar. Si hubiera algún dinero extra, pues tendrían prioridad los niños.
-He visto muy pocas competiciones de artes marciales y, en realidad me quedaba medio anonadada ante ellas. Dos de mis hermanos son cinturon negro en una especialidad de arte marcial. Nunca fui a ninguna de sus competiciones. En realidad, a día de hoy, me cuestiono si fui invitada o si en casa se comentó tal celebración. No lo recuerdo. Aunque de niña fui muy atolondrada y viajaba, mentalmente, a mil mundo diferentes. Creo que ello se vio normal en mi familia.
-Cuando en televisión, muy escasamente, ponían series o competiciones de artes marciales, pues yo... me sentaba en el suelo y seguía con mi mirada cada movimiento, cada gesto. Sí, como si de un dios se tratara. Recuerdo la serie Kung Fu, no me perdía ni un capítulo. Sí, aunque tuviese que estar remojándome la cara continuamente para mantener mis ojos abiertos. Nunca conseguía llegar al final del capítulo. Oh-me dije- un tanto tristona. ¡El último capítulo de la serie Kung Fú, no me lo voy a perder! Bueno, es evidente que los finales no etán hechos para mí. Aunque sean excelentes finales.

      De las artes marciales me encanta:

-Su disciplina.
-El respeto al otro y a sí mismo-a
-La coordinación.
-La técnica en los movimientos.
-La fuerza interior que transmite.
-Por supuesto... defensa personal.

      A día de hoy sigo adorando las artes merciales. Soy capaz de meterme en el personaje. Ni un cepillo, ni un trapo, ni una pala, es capaz de desviar mi atención ante tremenda disciplina. Me gustaría que televisión española emitiera más competiciones de dicha modalidad, puesto que me parece muy instructiva físico-mental. Espero no sea para mí una asignatura pendiente, puesto que la  busco hasta debajo de las piedras...

      Mis mayores respetos a tal disciplina y adelante

Mercedes