-¡Huy, estas hecha añicos!
-Aquí tengo un cepillo y una pala para recoger todas mis lamentaciones.
Soy consciente que se han hecho cenas particulares, en el ámbito familiar, a las cuales no he sido invitada, supuesta-mente, por no tener pareja.
La primera vez que ocurre esto no te lo crees del todo.
La segunda vez, el termómetro parece subir mucho la temperatura.
La cuarta vez te cuestionas, pues qué tipo de criterios de valor tienen algunos miembros de tu propia familia ante tal valoración.
-Unas veces te ponen una cara sonriente. Otras... como que estas fuera de lugar a la hora de compartir una mesa, un momento que pudiera ser único, acogedor, esplendoroso...
Bueno, no penséis que yo hablo por hablar. Esto me ha pasado a mí en varias cenas o participaciones familiares...
A veces pienso que necesito con urgencias un SOS pareja. Para estar, como mínimo, en igualdad de condiciones a la hora de tener prioridad, pues, por ejemplo, a la hora de acceder a estas celebraciones un tanto a hurtadillas.
-No sé, no sé...
-¡Bueno, en el mundo cosas asombrosas se han visto!
-¡Tu crees!
¡Oh, un busca-busca!
No sé, realmente, cuando se celebrará algún acontecimiento compartido y yo... pues balones fuera.
-¡No importa, Nena!
-¡Tú vales mucho!
La discriminación, por las causas que sean, pues siempre ha sido un alimento indigesto. Por lo que hemos de utilizar aquellas herramientas disponibles, y defender nuestra dignidad como personas, como ser humano, como alguien a la que nunca se le ha de apagar la voz, ni quitar el voto.
Gracias
M.Mercedes Rodríguez Perera
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