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jueves, 6 de septiembre de 2012

¿Y donde está la calculadora?

-He cogido una calculadora para hacer ciertas operaciones mas o menos rápidas.
-Tal vez... calcularía las relaciones afectivas saludables.
-El por qué el mundo, muchas veces, anda cojeando sin un rumbo satisfactorio que rija nuestras vidas.
-Entendí que viajar por todo un universo era privilegio de unos pocos.
-Aunque, si estas personas beneficiarias de tan gratos placeres, los compartiesen con muchos de nosotros-as, y nos hicieran partícipes de lo que hay mas allá de ciertas fronteras, pues sería ello algo super genial.
-Toqué el agua de la playa con mis manos.
-Hacía muchísimos años que no iba a la playa y pensar que yo vivo cerca de ella.
-Respiré el aire puro de los campos.
-De su naturaleza mas caprichosa.
-Y entendí que era una mujer afortunada.
-Después descubrí a las personas que siempre han estado a mi lado.
-Aquellas con las que he compartido multitud de sentimientos, de emociones, de juegos...
-Mi corazón se convirtió  en algo vital, dulce, complaciente...

    Luego entendí que era afortunada y yo, que a veces me pongo en mi sitio, pues le comenté a la vida que no se olvidara de enumerar el esfuerzo inmenso que he tenido que realizar para cuidar, trabajar, conseguir todo aquello que necesitaba y me era grato.

-Sí, es verdad que la vida me lo reconoció.
-Yo le comenté: "¡Pensé que lo ibas a pasar por alto!"
-¡Ojo, y la calculadora!
-¡Ah, pues se quedó en el camino!
-Es que soy algo olvidadiza.

       Valorar nuestro trabajo en ruta es super importante. Es algo así como cargarnos las pilas. Valorar aquellas personas que han estado ahí en momentos de auténtica necesidad es algo que jamás debería caer en el olvido. gracias.

   M.Mercedes Rodríguez Perera

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