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miércoles, 18 de diciembre de 2013

Sensibilidad a flor de piel


   Aquella flor majestuosa, delicada, presente en mis momentos difíciles, angustiosos, de pérdida de papeles.
      Aquella flor que parecía envolverte en su presente, en su escucha, en su fortaleza, en el momento vida de cada instante... en su profuenda  timiedez.
     Por las mañanas, la miraba atentamente, como cuando miras a alguien que admiras con todas tus fuerzas, que mucho te gusta.
   Esperando de él/ella alguna respuesta que cambie tu estado anímico...
Un día, corté aquella flor, sabía que no le quedarían muchos días mas de vida. Que se pondría mustia, tal vez algo incómoda...
   Aunque la duda me llevaba a pensar que quizás aceptara su destino. Quizás entendiera su proceso de vida  del adiós. Quizás  fuera feliz a su manera. ¡Yo no lo sé!
    Mas yo no he de juzarla, ni penalizar un proceso que no entiendo.
Mas yo cortaba la flor cuando ella estaba en su máximo  esplendodor. Me la ponía en el pelo y paseaba con ella cual reina en palacio. Intentando inmortalizar su perfume.
     Bueno, algunas veces pedía permiso a mi abuela. Otras, pues no. Me volvía algo escurridiza al respecto. Mi abuela cuidaba y mimaba muchísimo su pequeño jardían. Ella miraba sus plantas, sus flores, cual señora acude a una terapia.
    Sí, parecían reconfortarla, dar le vida, ilusión, fuerza y, sobre todo muchas esperanzas, y muchísima paz interior, la cual buscaba en sus últimos años con total inquietud.
        -¡Oh, abuela, estoy aquí!
        -¡Despierta!
M.Mercedes Rodríguez Perera

2 comentarios:

  1. Las añoranzas suelen ser algo incómodas, difíciles de lograr en un momento presente. Mas es importante llevar una mochila imaginaria con nosotros/as. Aprender de episodios bonitos y dejarlos volar, alzar su vuelo, entender su necesidad, sus momentos. Balancearte en un mundo de idas y venidas. Donde lo que viene lo has de asumir, y lo que se va, saber respetar. Momentos para compartir y quedarnos con lo bello, transparente, armonioso.... seguro que la vida recompensará tu constancia.

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  2. A veces me gustaría formar parte de la madre naturaleza. De la naturaleza en su máximo esplendor. Sin preocuparme demasiado por el día a día. Sin obligaciones añadidas. Disfrutando del momento presente. Sin envidias agobiantes. Sin dudas incómodas.... teniendo una actitud armoniosa con el medio y conmigo misma. Sin preocuparme el mañana, sin dolencia por el que dirán.Es decir, vivir en plena y total libertad, con buenas compañías y charlas al atardecer. Con amistades de verdad, que estén ahí en la necesidad. y que yo corresponda adecuadamente.

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