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martes, 10 de diciembre de 2013

¡Tejas!


  ¡ Uy, las tejas de la casa de campo de mis abuelos!. Me atraían muchísimo. Las miraba y remiraba cual asombrado regalo de la casa. Me gustaba su color, su textura... su forma-fondo. Todo en ellas me gustaba. Cuando me iba de casa de mis abuelos pues me despedía de ellas. Cuando llegaba, las miraba por si se les había ocurrido, en algún momento de despiste, olvidarse de mí.
    _Siempre hacía un stop en mi camino para obsevarlas cual devoto/a a una imagen cautivadora y casi sublime.
   -Pero a veces las tejas se ruedan y parecen olvidar la esencia de tu yo particular. En fin, que se te va la olla, que te descompensas sin una razón que lo justifique... que alguien, aparentemente, te abandona en una ruta desconocida por ti, mas pareces estar mendigando la vuelta a casa. 
   _No parece que tu tiempo, tu espacio, tu norte mas particular esté, realmente cuadrado. Sin maletas mentales, sin un lugar de acogida, te pierdes encaminos, en lagunas infinitas. Sientes que algún día encontrarás el camino. Tal vez, el camino te encuentre a ti. 
    _En medio de un ruido infernal donde tienes que calzar la esperanza para que aguante un poquito más. _Siempre esperas que el regreso será posible. Ello te motiva, te activa mil sonrisas a la par...
   _Luego piensas en las tejas de la casa de tus abuelos. Unas tejas que no siempre guardan su turno en el camino. Que a veces porducen algún que otro ruido, puesto que, normalmente hay algún intruso en sus adentros. Pero sabes que dichas tejas son cuidadas, se sustituyen cuando no estan cumpliendo su labor fervientemente. 
   _Es entonces cuando yo miro mi interior y la soledad no me pisa los talones. Pienso que yo puedo inmortalizar esas tejas con alguno de mis dibujos abstractos. A lo mejor ellas no saben lo mucho que yo las he querido. Mas me siento querida por muchas personas, puesto que, he puesto gran parte de mi interior al descubierto. 
   _Mas no me importa, empiezo a respirar y casi por primera vez he sentido latir a mi corazón. Estoy, soy, me siento presente.
     _La vida ha vuelto a reconquistarme, claro que ella me ha pedido, exigido, que me esfuerce al ciento por ciento de mis posibilidades.
   _ ¡En fin, todo sea por el amor a esas tejas que alumbran mi camino y despiertan mi curiosidad!.Quizás también por una buena causa.
        
         Dicen que todos tenemos un motor vida que hemos de poner en marcha. No siempre lo descubrimos y caminamos a ciegas... pero hay algunos profesores que entienden mucho de luces y sombras.

     Así, pues...
       
     M.Mercedes Rodríguez Perera

2 comentarios:

  1. Las tejas en su lugar, las interpreto, como una cabeza bien amueblada. Es decir con cordura, compensada en su momento presente, particular, temporal. La mente es muy importnate en la vida, puesto que, es ella, verdaderamente, la que nos permite pensar, llevar una vida digna. Las tejas de una casa(tal vez puedan estar rotas deterioradas)mas puede haber algo en ellas que te atraiga, que te haga detener, por un instante, tu camino. Quizás las pongas en un altar. ¡Y eso si que es grande y admirable!

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  2. Las tejas me recuerdan muchísimo las temporadas que cada año pasaba en casa de mis abuelos.(en su casa de campo).Mi abuela murió hace muchísimos años. A día de hoy sigue en mi mente positivamente(por algo será). Me hacía reír muchísimo. Cuando alguien le decía algo que no le gustaba le fregaba la cara con unas cuantas retahilas que los dejaba secos. Claro que, a ella también se la fregaron algunas veces. Mas su corazón era de oro. Sus sentimientos, su saber estar y su adoración a mi persona eran puro diamante. Le debo mucho de lo que hoy soy. Era muy reflexiva y hacía magníficas jugadas mentales.

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