El lenguaje del alma, el corporal, la palabra...

  El lenguaje del alma, el corporal, la palabra...

     Transmitir un lenguaje, una forma y un fondo en sus contenidos suele resultar bien difícil. La vida está llena de todo tipo de lenguajes. Unos comprensibles.Otros, pues no. Normalmente la persona que se comunica a gritos, con autoridad improcedente, suele terminar agotado, desquiciado de los nervios. Termina nervioso, inquieto y casi casi no obtiene los propósitos previstos. Mas en un momento angustioso en la cual un niño va directo a cruzar una calle peligrosa, pues si alguién ve sus intenciones, lo mas normal es que le grite:¡No!¡Para! En este caso particular la respuesta de la otra persona si parece la acertada, se suele conseguir lo que en un momento particular te propones.Digamos que se trata de un comportamiento instinivo que suele ser efectivo.Pero entiendo yo que la comunicación mas efectiva está envuelta de un ambiente de paz, de calma, de serenidad, de un buen hacer las cosas. Si gritas a un niño en clase, éste puede terminar odiando tu asignatura. Sí, aunque el niño sea un verdadero as en dicha materia. Mas hay que aprender a llegar a los otros, puesto que entiendo yo que la vida es un gran equipo donde hay multitud de equipos mas pequeños. No por ello menos importantes, ni menos necesarios. Un semblante calmoso, lleno de paz interior, de entrar y salir en el mundo de otras personas de forma casi inapreciable, pues todo ello dice mucho de dicha persona. Puesto que es muy agradable sentir que te tratan bien, que te valoran, que te motiva dicha persona, que puedes estar a la altura de muchas circunstancias sin necesidad de que en la comunicación se grite a lo loco y sin un sentido adecuado.

      Mas que en nuestras vidas reine la armonía, las intenciones gratas llenas de momentos importantes. Que la vida te sonría, que te de lo mejor de sí misma y que tú entiendas, de alguna manera, su lenguaje, sus adentros bien ocultos. Que la paz reine en toda convivencia y que las palabras del bien actuar sepan llegar a toda nuestra esencia llenándolas de luz, envolviéndolas en los mejor de si mismas.

     M.Mercedes Rodríguez Perera