¡ Sí, mi carta de presentación! El don mas preciado que ha llenado, llegado a mi vida. Que me ha transformado en el andar y el propio ser de mi persona. Hasta me ha invitado a seducir a todo un universo.¡Oh, pero qué me dices! Mas un día se fue dejándome en un caos tremendo. Sí, en un mal sabor emocional. La busqué por todo mi universo. Mas no la encontré en ningún lugar. Intenté buscarla fuera de mi persona, mas tampoco allí la allé. ¡Oh, muy mal rollito!Pues sí, muy mal rollito puesto que desconocía las causas de su abandono. No sabía si sentirme culpable o inocente. Pero la necesitaba con urgencias. Mi vida se volvió gris, sin sentido, monótona y hasta muy aburrida. Los días se hicieron inmensos y no deseaba que amaneciera. ¡Quién lo diría yo que adoraba el amanecer!Sabes, un día alguien me comentó que quizás mi sonrisa se encontrara en mi interior y que, tal vez, por causas ajenas no ha tenido tiempo ni lugar de presentarse formalmente. ¡Oh, pero qué estás diciendo! Mas mi sonrisa volvió. Aprendió muy bien el camino de vuelta a casa. Ya yo había perdido todas mis esperanzas. Entendí que si quería ser auténtica debería dejarla en libertad. Que recorriera todo tipo de mundos, de esquemas solidarios. Solo así podría disponer de mi sonrisa cuando, verdaderamente, la necesitara. Así pues nuestro pacto fue de libertad, de momentos dulces, cómodos y hasta dramático. A partir de entonces ella habita en mi persona y la puedo expresar externamente. En los momentos mas difíciles ellas se hace presente, se acomoda en mis momentos. Hoy le doy las gracias por volver a mi vida. Por dar me la posibilidad de viajar a cualquier lugar del mundo con ella. Hoy sé que es el tesoro mas valiosoy auténtico que poseo. Casi no me puedo creer que haya vuelto junto a mí. Mas aquí estamos las dos festejando lo que casi, casi es una pérdida absoluta y total de papeles. Sí, mi sonrisa. Gracias por estar ahí. Nunca le dije en el infierno donde fui a parar por no encontrar esa chispa de ilusión, de gracia, de comicidad y hasta de alimento.
M.Mercedes Rodríguez Perera
Para mí la sonrisa es extremadamente valiosa. Es mi carta personal y social de presentación. Es un alimento exquisito que me invita a estar en paz conmigo mismo y con el mundo. Mi sonrisa es un tesoro sin igual... mas un día la perdí. La busqué por todas partes y no la encontré. Mas descubrí que estaba dentro de mí muerta de frío. Le di mi calor, mi fuerza y ella... pues me devolvió su compañia. ¡Oh!...
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