Translate

jueves, 10 de octubre de 2013

¡Uy, que tentador fue aquél balde con agua!


  Quise ayudar a mi abuela con las tareas de la casa en el campo. Bueno, me ofrecí a rociar el patio con agua para que no hubiese tanto polvo alrededor. En fin... cuando yo me vi con aquél balde de agua tan fresquita y, recordando yo los calores de aquellos momentos. Pues me dije... voy a rociar el patio y, de paso pues me voy a rociar  un poco yo con el agua. Yo no sé si quien terminó mas mojado fue el patio o yo con el hecho de compartir el agua con mi persona. Cuando mi abuela asomó por aquella puerta yo no sabía donde meterme. Parecía estar yo sacada de un modelo de arcilla. Estaba toda llena de tierra con un montón de salpicones de agua. Mi abuela simplemente me miró. Yo no sabía donde meterme. No me dijo nada(con palabras) mas yo había entendido todo aquel complejo símbolo de gestos que allí, en el campo, parecía una segunda lengua. Pasarlo bien lo pasé genial. Pero mi cometido no ere ese. Claro que, tampoco me había sentido culpable. En fin, abandoné el tan agradecido balde con agua, me duché y "santas pascuas" que al tema ya no se le iba a sacar mas jugo.

     Sabes, a veces te diviertes con cosas pequeñas. Algunas, aparentemente insignificantes, lo haces sin malicia, sin intención de hacer daño...

       Aunque es verdad, sobre todo en estos tiempos que padres e hijos, parecen ser complacidos con juegos altamente sofisticados, donde suele ser la máquina quien dirige y muchas veces gana la partida. Se puede jugar con tantas cosas que estimulen nuestra capacidad creativa, de observación y que, inviten a otras personas a unirse al juego.

   Los juegos, algunos de ellos, están distanciando cada vez más a los padres de los hijos. Peor aún... hay juegos que están hechos para realizarse en solitario. Esto lejos de crear super, pues lo que hace es sumergir a la persona en muchas soledades donde... parece ser fácil entrar y muy difícil salir.

     Aprendamos a trabajar en equipo. Pero aprendamos, sobre todo, a ser un equipo.

          M.Mercedes Rodríguez Perera

3 comentarios:

  1. Bueno, en el campo, en casa de mis abuelos, no siempre tenía amistades. Las clases informales duraban unos meses y... el resto del año vacaciones. Pues como estaba rodeada de gente muy mayor, los juegos tenía que inventarlos yo, para jugar conmigo misma. No siempre era fácil. Pero sí una necesidad. Tampoco iba yo a invitar a las depresiones de caballo a visitar mi morada.

    ResponderEliminar
  2. Yo de pequeña jugaba sola(por las causas que fueran) eso llegó a crear una distancia entre mi mundo y el mundo circundante, realmente brutal. Para mí el mundo no existía. Solo existía yo y lo que era capaz de crear. ¡Pero, ojo, la distancia entre ambos mundos fue brutal!Salir de ese abismo de incomunicación fue realmente terrorífico. Mas hoy pienso he tocado tierra y estoy de igual a igual respetando las debidas diferencias. ¡Meno mal que pude tocar tierra!

    ResponderEliminar
  3. Es muy difícil tener la sensación de estar separada del mundo por una mampara de cristal muy gruesa. Gritar, patalear, intentar romper dicha mampara que te separa del mundo. La gente te ve normal... nadie es capaz de apreciar el infierno terrorífico en el cual te encuentras. No hay palabras para describirlo. Mi abuela conocía parte de ese infierno... que hacer. He salido de ese infierno y piso tierra firme, quizás por primera vez en mi vida...

    ResponderEliminar