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martes, 1 de octubre de 2013

¡Oh, una mariposa!


   Sí, su sensibilidad, su juego, su coqueteo, su conquista...
      Su baile un  tanto seductor, atrevido, curioso.
   La belleza de su esencia capaz de detener a cualquier transeúnte.
Esa paz que transmite, su magnitud señorial...
    La luz que cobija en su yo más íntimo.
Aquella mariposa que tanto me hizo reír en momentos de fuerte agonía.
    Aquella que despojó, por unos instantes, mis sinsabores.
...Convirtiendo mi alma en admiración perpetua, casi eterna...
       ¡Hoy, yo, te doy las gracias!

         M.Mercedes Rodríguez Perera

2 comentarios:

  1. A veces me gustaría que mi vida fuera tan efímera como la de una mariposa. Siempre han calmado mis inquietos momentos, mis vacilaciones... simplemente con mirarla, su circuito, su danza particular, su búsqueda. Con una paciencia admirable. Sí, han calmado muchos de mis incomprensibles momentos...

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  2. Las mariposas suelen ser muy bellas y admiradas. Claro que, también son muy delicadas. Su vida es corta. Y yo me pregunto: ¿Pondrías un precio a tu vida solo por tener un físico agradable, y muchísima aceptación en el sexo que deseas?. ¿Te compensa dejar de ser tú y estar arrastrándose por algo que no te haría feliz?...¿Te aceptas?

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