-Un momento de sorpresa, de dicha, de respiración a puro pulmón...
Cuando...
-Descubrí que no estaba sola en mi mansión físico-espiritual interior.
-Que algunas semillas que planté siendo una adolescente, empezaron a dar frutos y que estos se extendieron más allá de mis ojos abiertos.
-Que mi mundo sin sentido y sin razón empezaba a tener un cause adecuado.
Descubrí que no estaba sola en mi trayecto ruta. Ello fue una de mis experiencias más gratificantes y solidarias.
-Cuando sentí que podía escribir para otras personas a parte de para mí misma, y que ello era todo un alimento- existencia.
-Entendí la complicidad y necesidad de las relaciones personales, sociales... sentí la necesidad de dar las gracias a todo un universo.
-Pensé que estaba sola en un oasis, y me encontré con un mar abierto...
A veces la actitud de agradecimiento suele ser unidireccional...pero es la relación con otras personas la que nos hace tomar consciencia de que sin ellas nuestro camino, a lo mejor, se hubiera asfixiado en plena ruta...de ahí la importancia de formar parte de un equipo...
Mercedes
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