-La lluvia que traspasa un alma. Que recorre mil mas una esencias artificiales.
-La lluvia que produce grietas en la tierra mojada... ahondando en su textura, en su fondo más interior, menos accesible.
-La lluvia que riega mi corazón, con dulzura, juego y transparencias.
-La lluvia atormentada, buscando sin buscar, desorientada, maltrecha... sin un cometido definido.
-La lluvia que destroza la vida cuando ésta envejece ante tantas y tantas decepciones, caídas, infiernos de soledad no esperados, inhóspitos.
-La lluvia que cae con furia, sin límite en su trayectoria... destrozando pueblos, destruyendo lugares habitables... como si todos fuéramos pecadores de sus heridas...
-La lluvia que mira... yo también la miro... sobran palabras, comentarios... simplemente vidas compartidas. Encontradas en ausencias infinitas... sin nombre... sin apellido... pero con presencia... como la vida misma. A veces real... otras, ficticia.
M.Mercedes Rodríguez Perera
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