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lunes, 19 de noviembre de 2012

Una mirada que rompe un alma...

            Una mirada que rompe un alma... un alma que se diluye en toda una esencia particular.
Dicen... que la mirada casi carece de profundidad, de disciplina, de coqueteo, de ternura, de silencios, alegrías, tristezas y lágrimas... sin un alma que las justifique.

Tal vez, una dureza en la mirada puede cortarte a la hora de tomar decisiones, de avanzar en tus objetivos, en tus conquistas, en tus sueños más ilusionados... ¡ojo, no lo permitas!

A veces, consultar a nuestras amistades a cerca de ciertos problemas, conflictos, dudas, necesidades... puede sacarnos de alguna que otra situación non grata.

Pero también te puede sumergir en una mar de dudas que pueden llegar a ser casi infinitas. ¿consultamos o no- consultamos con otras personas?. Consultar está muy bien, la última palabra siempre la hemos de tener nosotros-as.

Ser sinceros es difícil, incluso puede llegar a ser tremendamente cruel... pero...¿Quién no ha sabido dulcificar  verdades en batallas? ¿Convertir ciertas verdades un  tanto fuertes en cunas mecedoras de bebés?.

La dureza no está, necesariamente, en la acción en sí misma, en un contendido-comentario, en una justificación donde no sabes como encajar una última frase, una última palabra.

Guiar una verdad dura o desagradable,o excesivamente fuerte, es realmente difícil, muy complicado. Guiarla hacia un final soportable, adecuada, educativa... puede ser toda una hazaña.

       Luego... a esperar sus frutos, que no siempre están definidos ni son halagüeños.

Pero... la vida, sin una concepción global- naturaleza, persona, respeto, identidad, tolerancia, comunicación, cercanía... carecería de sentido. Casi llegaría a la agonía. ¡y eso no lo vamos a permitir!

     ¡No lo permitamos!...

           Apuesta por todo lo que conlleva vida, y tal vez consigas adquirir aquella vida que anhelas y te corresponde.

M.Mercedes Rodríguez Perera

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