¡La respuesta!

  ¡Oh, la respuesta!

    Esas respuestas que suelen llegar desde muy lejos y abarcar todo un infinito de ausencias. Hay miradas que motivan mil respuestas mas una. Hay momentos de ausencia que cortan la distancia de una respiración. Y la verdad de mi vida es la verdad de todo un continente. Puesto que, he recorrido miles de veces situaciones de toda una vivencia emocional, sicológica, afectiva... llena de multitud de momentos que tú no conoces. Tal vez los ignores. Dando mil vueltas a un mismo trompo y quedando imaginativamente en el principio de una misma cuestión. Aparentemente nadia se atreve hablar. Un mutismo abrasador abarca a todo un conjunto de personas que quizás piensan no estás preparada para ciertas verdades, ciertos acontecimientos que hace muchísimo tiempo están intentando salir, agarrar la libertad bien entendida, bien canalizada y afrontar mares infinitos de calmosas aguas. Tal vez, mas transparentes que la propia vida. Hay respuestas y preguntas que tienen su momento de establecerse. Mas un paso en falso en repetitivos intentos y das la cuestión por zanjada. Hay cuestiones que no terminan de zanjarse sin hablar de tú a tú ciertos temas que puedan estar afectando a ambos. Mas ahí nadie tira la primera piedra. Nadie se moja del todo. Alargando en este sentido un sufrir brutal e incondicional. La vida sigue muchas veces en absoluta y curiosa soledad. No esta acostumbrada a codearse con demasiada gente. Y aquellas que ha elegido como caminantes en ruta parecen no poder ayudarla. No dar respuestas a inquietantes interrogantes que se presentaron siendo ella muy niña. Mas el pasado ya no importa. Sumerjámonos en un presente continúo. Donde las mareas van y vienen. Al final la calma llega a nuestros corazones, a nuestra intimidad vital. Al final todo se resuelve aunque tengas que repasar la misma revista una y mil veces. ¡En fin, cosa mías que en ocasiones me vuelvo la mar de filosófica y hasta prágmática!

     Sabes, ganar batallas es una forma de acercarse al presente, al mundo del día a día. Sí, del trabajo, de las buenas relaciones... y aunque un pasado traumático es difícil de encajar en un solo gol, pues yo diría que ganar las batallas a los traumas es ir superando metas, ganando de tal forma una avenida principal al presente de cada persona. ¡Gracias!

   M.Mercedes Rodríguez Perera