Una libertad un tanto particular

-La libertad que un día tocó en mi puerta sin presentarse.
-Una libertad sin nombre, sin apellido, sin identidad propia.
-Me enseñó a jugar, a sentir, a cuestionarme cosas, a tener voz.
-Pensé que me habían hecho un regalo super especial.
-Mi persona no daba credibilidad a semejante premio... mil porqués rondaron mi mente...
-No hice preguntas,entendí que en aquel momento dichas preguntas estaban fuera de lugar, y su contenido se manifestaba a manos llenas.
-Luego, cuando salí del escueto lugar donde fui criada, me encontré con una sociedad que no conocía, unas formas de entender la libertad que no siempre eran lícitas.
-Un respeto mal intencionado y hasta una libertad corrupta, en muchos casos.
-No podía renunciar a mis sueños, aquel regalo que la señora libertad me hizo con cariño y respeto.
-Evidentemente, cambiar el mundo era toda una osadía. Un imposible para una sola persona...
-Descubrí que, comunicarme, dar a conocer mi mundo interior a otras personas y llevarme, prestado, parte del mundo de esas otras personas, de su forma de entender la vida, de contactar con otros mundos, otros países... se convirtió en todo un tesoro mágico para mi.
-Fue entonces cuando comprendía el regalo que alguien me hizo siendo aun muy niña. Fue entonces cuando la libertad tuvo nombre y apellidos para mí. Reconocí que no estaba sola y, por primera vez en mucho tiempo pude esbozar una amplia sonrisa de gratificación.

-gracias.

    M.Mercedes Rodríguez Perera