Jugando con el viento
Jugando con mi cometa y el viento. Sonriendo a las mariposas. Tonteando con los aviones militares todo terreno. Jugando a navegar en un mar infinito. Con una eterna sonrisa, con un despertar avispado. Rondando tu persona...Crear un mundo mas habitable, mas homogéneo, limando asperezas, respetando idiomas, ideologías, nacionalidades... Alzando el concepto libertad cual bandera universal con un mástil super alto.Corrigiendo errores, cicatrizando heridas. Buscando una razón para sobrevivir. Sí, para hacer la vida más llevadera. Sin cuestionarnos demasiadas cosas que parecen entorpecer la dirección del camino. No haciendo demasiado casos a los por qués. Mas bien"tirar hacia delante" con una gran fuerza interior, con una positividad recogida incluso entre miles de papeles.
La vida es para vivir la, sentir la, acariciarla, cuestionarla (solo a veces), admirarla, contemplarla, compartirla, descifrarla...
La vida es para estar ahí con nuestro vehículo personal en marcha. Sin despedirnos con un no rotundo. Pero sin negarnos a cambiar de rumbo las veces que fuese necesario,
La vida también es para dar las gracias a muchísima gente que ha querido estar ahí. Algunos/as desinteresadamente. Otros, por algún que otro interés. Mas sin ese equipo, que no siempre es homogéneo, pues la vida no se convertiría en bellos amaneceres, cálidos atardeceres, ingeniosos anocheceres.
Mil gracias por todo lo que he recibido de vosotros, por estar ahí, por ser testigos de un caminante y muchos caminos recorridos en el despertar de la curiosidad, del interés, de la solidaridad, de la necesidad, de la vida-ruta.
M.Mercedes Rodríguez Perera
De niña siempre soñaba con aviones y, por supuestísimo, el recorrido que yo haría alrededor del mundo. Soñaba para olvidar, soñaba para camuflarme de los malos rollos. Claro que siempre había un gran piloto compartiendo el recorrido. El viento era para mí la capacidad de barrer, desechar todo lo que me agobiaba, no entendía. Aun así tenías que aguantar día tras día...
ResponderEliminarDe pequeña era capaz, a mi manera, de comunicarme con el viento. Tenía una gran necesidad de ser libre, de soltar amarras, de desconectar de una realidad que me asfixiaba. No sabía como parar el tiempo. Menos aun comunicarme con alguien capaz de entender el infernal momento que anidaba en mí. Siempre me decía que sería cuestión de tiempo. Hoy soy una mujer fuerte.
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