Translate

martes, 6 de agosto de 2013

¡Uy, una bombonera!



  _ ¡Uy, una bombonera!...
        _Sí, como una mirada dulzona y grata de alguien que te gusta.
   _ Aquella dulce bombonera que te presentaban cuando ibas algunas visitas.
      -Y... tu madre... con dos o tres gestos que conocías de antaño, pues te indicaba que de uno no se pasaba.
      _ En fin, que ni se me hubieran ocurrido comer dos bombones exquisitos sin su permiso porque... al salir de allí me esperaría un monólogo de padre y señor mío. ¡Mas eso sí que no... faltaría mas!
    _ Pues a veces entre tanta y tanta señalización, se retiraba la codiciada bombonera y yo como que le daba gracias al señor dios, puesto que, el lenguaje mímico de mi madre empezaba asfixiarme...
      _Caramba con la señora bombonera. Ella tan coqueta y provocadora y mi madre haciendo esfuerzos infinitos para que yo entendiera toda esa amalgama de enredosos gestos visuales.
       _En fin, esto es lo que suele ocurrir cuando vas de visitas a ciertos lugares y te tienen, por decirlo de alguna manera, "atado y bien en corto".

           M.Mercedes Rodríguez Perera

2 comentarios:

  1. Se dice que hay que hacer caso a los padres. Que los padres son buenos educadores. Mas a veces te apuntas a una vida dulzona ante tanto compromiso padre-madre. A veces no sabes como ganarte el diálogo- afectivo con tus padres. El tiempo se va y el niño aprende a tener otra vida. Quizás se te haya escapado de las manos.. Tal vez haya tiempo

    ResponderEliminar
  2. Antiguamente cuando te invitaban a alguna cosa, pues... ante la primera o segunda invitación se suponía que lo correcto era decir que no. A veces esperabas ansiosa una tercera o cuarta invitación, cosa que no solía ocurrir con frecuencia. Ante esta situación la rabia me carcomía por dentro. Por eso, ahora si me gusta algo, no me lo pienso demasiadas veces, puesto que, puede que no siempre haya una tercera invitación... ¡Piénsalo! Hay invitaciones de oro y esperas de chocolate.

    ResponderEliminar