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domingo, 18 de agosto de 2013

Mi pequeño homenaje a mis abuelos maternos.


   A mis abuelos...
      Jacinto y Severa

      Por todo lo que aprendía de ambos. Mi abuela quizás fuera la mas cercana. La que intentó canalizar, dulcificar mi carácter para impedir que toda esa agresividad acumulada se volviera en contra mía. Recuerdo la libreta y el lápiz que me regaló para poder asistir a las clases de mi tía abuela, Estebana. ¡Oh, como podía saber la ilusión que yo tenía en formar parte del grupo de alumnos!. Eran clases informales, no institucionalizadas. Mi abuela, muy ofuscada, me dijo un  día que, nada de ataques verbales como si yo fuera una metralleta. Me comentó que se podían volver en contra de mi persona. ¡Ojo, con la abuela!. Yo quería muchísimo a mis abuelos. Dicen que si la semilla es buena, pues el fruto puede ser aun mejor. Sentía que ellos también me querían muchísimo y ello era muy grato a mi corazón. También es cierto que mi abuela se percató que necesitaba ayuda siquiatrica. Ella misma estuvo indagando para recomendar a mi madre que me llevara a un determinado siquiatra, no a otro. ¡Para que luego digan que los abuelos no pueden ser excelentes educadores! En fin, a las trece horas, aproximadamente, era la hora del "parte". Es decir, era la hora de las noticias informativas. Mis abuelos se sentaban uno cerca del otro para no perder detalle del informe noticiario. La atención que prestaban era máxima. Esa hora era especial para ambos. Siempre les gustó estar muy bien informados. Mi abuela era super intuitiva. Con una o varias miradas te sacaba información que no hubieses comunicado bajo ningún precio. ¡En fin...! Yo la abrazaba cuando iba a su casa. Me pegaba a su cuerpo buscando su calor, su dulzura, su complicidad, respeto, buscando mi identidad... ¡No sabía que iba a morir!. Le dio un derrame cerebral y estuvo tres días en urgencias de un hospital. No fui a visitarla, no puede hacerlo. Físicamente, sicológicamente, estaba destrozada. Aquello fue superior a mis fuerzas. Se que no me lo tuvo en cuenta ya que, sin saberlo del todo, pues nos habíamos despedido.

    Gracias abuelos por todo lo que me regalasteis de forma desinteresada. 
         Siempre con vosotros. Recuerdos a Moro, uno de los perros de nuestra familia. Dad le besos y abrazos de mi parte.

     Os quiero

M.Mercedes Rodríguez Perera 

2 comentarios:

  1. A veces me resulta super difícil separarme de personas a las que tanto quise y que tanto me quisieron. Bueno, ya no están físicamente. Ya no volverán en cuerpo presente. A veces, cuando ya no están es cuando realmente somos conscientes del tesoro que teníamos a su lado. Suelen ser personas insustituible. Encontrar a alguien así...

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  2. Con mis abuelos viví momentos de mucha paz, de mucha armonía, de mucha confidencialidad. Adoraba las flores, particularmente, el jardín que ella había cultivado. Se sentaba cerca suyo para reflexionar, para encontrar mucha paz. A veces intentaba buscar respuestas a situaciones difíciles. Mas yo era capaz de hacer le olvidar, por momentos, sus angustias, su lejanía en el pensamiento, su incomprensión... Ellos eran especiales para mí. Yo era muy especial para mis abuelos. ¡Me quedo con eso!gracias

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