_Una pipa compartida para aunar caminos. Hermanos de distintas razas, ideologías, creencias, nacionalidades.
_Pipa que se ennegrece cuando intereses personales o ajenos visitan nuestros caminos, quitando la señalización a su ruta pacificadora.
_El don de la pipa, su lugar en dicha reunión, su respeto intrínseco que se rompe tras una mirada hiriente, tal vez, con muy malas intenciones. Aveces es importante romper el silencio, para que, la comunicación verbal, muy sutilmente se haga toda una necesidad reconciliadora.
_Que la paz sea un mensaje general, universal. Respetada y compartida por todos, para que se empiece hablar de equilibrio emocional, físico, espiritual.
Paz en derechos, deberes y obligaciones (éste último calificativo parece que se le atraganta a muchísimas personas)
Entendiendo yo que sin obligaciones, pues los derechos y los deberes andarían bastante flojos, quizás cojeando en multitud de andaduras.
Sé qué el concepto obligación casi nunca ha sido bien encajado. No hablo de obligación como si se tratase de una imposición sin mirar consecuencias. En realidad el concepto obligación es algo así como quien me ha una palmadita en la espada y me indica que la pasividad por comodidad no conduce demasiado lejos. A veces no tengo ganas de hacer ciertas tareas pero me obligo hacerlas como medio de alcanzar mis objetivos.
M.Mercedes Rodríguez Perera
¡Cuántas obligaciones de auténtica necesidad dejamos en el camino!La palabra y subsiguiente significado de obligación parece helar muchas almas, rezongar infinidad de situaciones. Pero, obligatoriamente, hago unos deberes por que me harán muchísimo bien en un presente o futuro próximo. Hay que cambiar el contenido obligación por que hasta es capaz de dulcificar un momento.
ResponderEliminarCaramba con el concepto paz. Da la impresión de que hay que pasar por el confesionario, mas santiguarse un par de veces. La paz es en su contenido vellísimo. Pero a veces hacer las pases requiere un esfuerzo personal o grupal. No podemos perdonar cincuenta veces siete puesto que, terminaríamos asqueados de nosotros mismos. Y nuestras vidas podrían moverse entre la incomprensión y lo absurdo. La paz requiere sensibilidad y nunca se la ha de tirar a un cubo de basura hermético, mas lanzar lo al mar...
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