Al amigo/a...

  Al amigo/a, al compañero/a imaginario. Sí, a ese amigo imaginario que me salvó de muchas incomprensiones y lagunas mentales. ¡Lo que tiene que hacer una para sobrevivir ante un ambiente de autoridad, de agresiones, de humillaciones... ! ¡Cosas que pasan! Sabes, yo era una persona risueña, muy graciosa, siempre tenía la sonrisa en los labios. Mas el ambiente en mi familia era un ambiente de seriedad suprema, de no sonreír. Aquello parecía un velatorio un día sí y otro también. Hay personas que te castigan si se te ocurre sonreír, si eres capaz de hacer reír a los otros miembros de la familia. A base de castigos aprendí a permanecer callada, a no perder de vista a la persona que oprimía, capaz de castigar por emitir una sonrisa. ¡Sí, un mal rollo de escándalo! Por causas que a día de hoy desconozco se me apartó brutalmente de mi familia. Se me obligó a un aislamiento involuntario.¡Mis risas, mis juegos, mi capacidad de sorprender desapareció en un pis-pas! Mis hermanos no podían acercarse a mí, ni hablar conmigo, en ocasiones no me quedaba otra opción que comer sola... mal rollito!¡Norma ésta de aislamiento hacia mi persona que mi hermana rompió tajantemente, no estaba dispuesta a realizar tal atrocidad!Con el tiempo y la continuidad de la pena aprendes a estar sola, tu mundo es tu habitación y exiges respeto en aquella habitación. Respeto éste que se solía saltar a la torera. ¡Qué hacer!¡Aguantar, aguantar y aguantar! Los libros, el dibujo, los textos, los comentarios eran mis amigos inseparables. Con ellos me sentía feliz. Con ellos mi mundo se llenaba de vida, de luz, de momentos felices. ¡Dicen que todo no puede ser pura amargura!... Yo necesitaba contactar con la gente. Mas la comunicación social para mí era puro mutismo. No sabía hablar, no sabía contactar con el mundo exterior. Mi hermana quiso ayudarme, mas ella no sabía el por qué de tal mutismo brutal. ¡En fin, cosas que pasan! Solo podía expresarme en el día a día personal y social pues a través de una actitud cortante hacia los otros. ¡Lo que me faltaba, espantar a la gente!

       Sabes, salud mental me liberó de un infierno. Fue muy duro, muy difícil de asimilar y de aceptar la situación. Mas a día de hoy no concibo otra forma de salir de semejante infierno. Bueno, no es que se me aceptara como una mas en casa. Muchos de mis hermanos rehuían de mí. Quizás pensaran que la bipolaridad fuese contagiosa. Quizás al estar acostumbrados a no relacionarse conmigo como exigencia por mandato paterno, pues aprendieron a tomar consciencia de que yo no existía. La situación actual es mas o menos la misma. Exceptuando a mi hermana que si que ha estado conmigo y sigue estándolo en multitud de momentos.

     Es verdad que de vez en cuando actúo con una actitud de corte, de parón de padre y señor mío. Claro que... también hay cosas que no me gustan que me hagan y cuando se repiten en el tiempo y ante el descaro que parecen presentar ciertas personas pues... paron que te pego. ¡A estas alturas poco voy a cambiar al respecto!¡Aunque considero que mis avances son positivos, puesto que, he vuelto a sonreír!¡Lo has notado!...

     M.Mercedes Rodríguez Perera