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martes, 16 de diciembre de 2014

¡Aquél reloj!...


   ¡Aquél reloj que mortificó mi alma hasta inquietar mi cuerpo!. ¡Oh, pero qué frescón!
        Algunas veces gratos con mis momentos. Otras, bastante caprichoso en sus designios.
   Mas está ahí aunque yo le ignore.
     Está marcandos sus horas, sus minutos, sus segundos, y... si me apuras mucho, pues hasta el tiempo en mi propia vida. ¡Oh, pues que no se pase de listo!...
    Ronronea por momentos. Según fuera su curiosidad. A veces, me subestima. ¡Caramba le puede el descaro!
    Y por momentos yo me quedo un tanto pensativa ante él. ¡Lo que faltaba, no te duermas!
Mas una vida sin tiempo quizás pueda parecer un mundo un tanto alocado.
   Sin objetivos previos, sin valoración casi momentánea...
Yo a veces, me pierdo en el tiempo. ¡Espero que no se enfade!
    Mas hay ocasiones en las que le digo que no me olvide. Sí, que sigo aquí, de cuerpo presente... que yo también soy parte de sus momentos, de su esencia mas particular.
     Y las agrietadas dudas vienen a mi mente...
Mas yo me digo: ¡Caramba, no te preocupes, son cosas del tiempo! ¡Y el despertar viene a mi vida. Sin un antes ni un después... mas yo descanso tranquila.
¡Oh, no te preocupes, son cosas del tiempo!

       M.Mercedes Rodríguez Perera

1 comentario:

  1. ¡Ay, el tiempo, qué pesadito se nos pone a veces!. Unas veces, por que parece sobrarnos tiempo. En otras ocasiones por que vamos muy mal de tiempo. Y el tiempo ahí de guardia y custodia de todo un firmamente. Aparentemente caprichoso. Con estilo señorial. Mas el tiempo está ahí formando parte de nuestro mundo interior-exterior. Mas no me gusta quedar a mal con él... sabes, nunca debemos ir mas allá de lo que hayamos estipulado. A veces, la locura llega a mi mente. ¡Caramba, párate tiempo!

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