Translate

martes, 30 de diciembre de 2014

Piedritas y piedritas lanzadas en la orilla de una playa


  La orilla de la orientación, la de los miedos, la de las incongruencias, la de los sentimientos confrontados... tantas y tantas orillas de playa donde buscar un por qué. Buscar una orientación adecuada según fuesen nuestras necesidades.
      Mas es también la orilla de la playa el lugar donde paz encontramos, donde los pensamientos se organizan y nos ayudan a plantearnos la vida de forma mas positiva, mas selectiva, mas auténtica...
     Piedrecitas que lanzamos desde la orilla para enseñar a contar a un niño/a. Sí, para reír abiertamente y aprender juntos multitud de cosas, de situaciones diferentes y también complementarias.
     Piedrecitas que lanzo desde la orilla de la playa para contemplar sus ondulaciones, cuestionarme si realmente hay un equilibrio vital en mi vida, en mi mundo, en mis adentros. Mas si me es posible... echarle una mirada a mi dios imaginario.
       ¡Cuántas piedrecitas imaginarias en nuestra vida, en nuestro mundo interior y... a veces, llegan sin ser invitadas. ¡Oh, fresconas a mas no poder!
      Mas si tienes fe en ti mismo puedes conseguir muchísimas cosas. Momentos verdaderamente únicos que se consiguen con ahínco, buenas intenciones y mucho trabajo personal. A veces una cruz imaginaria con un peso casi infinito... puede estar, de alguna manera, indicándote los pasos, también, de la liberación de uno mismo. De la integración social que a veces cuesta y cantidad... mas todo es posible si contamos con un buen equipo capaz de echarnos una mano a fondo perdido.

      Un día sientes que el mar te da la vida, te conquista y hasta es capaz de abrazarte.
          Mas a veces entiendes que todo ello era una auténtica necesidad de supervivencia. Un parto muy doloroso donde el niño/a que nace, pues te hacen olvidar todo tipo de dolores, de situación que parecía no tener fin. Todo llega si la paciencia y el trabajo personal, grupal, pues acompañan.
      Y un dios imaginario que a veces tramita muy bien sus papeles. Borrando de toda, aparente injusticia, los trapos sucios. Un dios imaginario en el que yo creo y me ha enseñado, a mi manera, a vivir de nuevo. Disfrutando de los momentos. Agarrándome a la vida y hasta tener la capacidad de transmitir y sentir vida.

      ¡Mil gracias!
M.Mercedes Rodríguez Perera


1 comentario:

  1. ¡Cuántas piedrecitas no habremos tirado en algún determinado lugar por necesidad propia o ajena!. Piedrecitas que se tiran sin una causa aparentemente justificada. Mas un inconsciente algo incómodo ve dicha acción como una urgente necesidad. Las piedrecitas del camino... casi las contamos sin ser conscientes de ello. Llega un momento en que dejas de lanzar piedras a un inminete vacío y... te marchas. ¡Oh, buena señal!

    ResponderEliminar