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martes, 14 de mayo de 2013

Aquella mañana que me desperté...

Aquella mañana en que me desperté y me dije a mí misma:

    _ ¡Tengo vida, estoy viva, siento vida en mi alma-espíritu-corazón!
     _¡Mi cuerpo y mi vida me pertenecen!
     Necesitaba que mi persona, en su conjunto, me despertaran a la integración de forma adecuada.
     Empecé a trabajar mi mundo interior(hubo personas que estuvieron a mi lado, que fueron verdaderos pilares en mi persona)
      Cuando lo consideré, me desprendí de amuletos, muletas... y demás accesorios que, pasado su debido tiempo han de estar fuera de lugar.
      Yo era una persona agría, agresiva, muy difícil de llevar. No controlaba mis emociones, mas las confundía. Mi comunicación era alborotada, incómoda, incongruente.
     Me dije a mí misma que necesitaba una puesta a punto. Una rehabilitación físico-mental, para llegar a  formar parte de una sociedad variopinta. Te puedo asegurar que dicha decisión fue muy difícil de llevar.
     Solo tenía algo claro en mi vida: la última palabra, con respecto a mi persona, la tengo yo, aunque esté dispuesta a escuchar sugerencias.
        Y volví a nacer siendo ya una mujer adulta. Resolvía mis problemas personales, propios,o ajenos, con inteligencia. Empecé a respetarme a mí misma y ello me llevó a respetar a las personas de mi alrededor.
         Mi sonrisa se volvió cómoda, agradable y expansiva.
       Fabriqué mis propias estrategias para contactar con el mundo de forma eficiente.
           Y me dije a mí misma: ¡Gracias por darme la vida!
      Fue una frase muy generalizada. No me refería, especificamente, a una madre biológica. En realidad estaba siendo agradecida  a una madre universo, universal, que, según mi entender, nunca dejó de apostar por mí... donde su mirada fue un abrazo, y su abrazo un... cuenta conmigo... quizás una puesta a punto. Gracias.

         M.Mercedes Rodríguez Perera

2 comentarios:

  1. A veces podemos tener la impresión que las personas nos movemos por esquemas repetitivos. Sin que el libre albedrío, la aleatoriedad funcionen en nuestras vidas. Eso puede llevarte a no moverte del sillón de tu casa hasta resolver un determinado problema matemático, que te resuelva una respuesta argumentada ante un alumno-a. ¡Pero que fuerte!Abre tus ojos! respeta diferencias!

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  2. Aquella mañana que me desperté y mi vida era un infierno absoluto. Dicha situación no me permitía escuchar, atender, aceptar a nadie. Me estaba destruyendo y eso no era buena señal para mí.. me pregunté si alguien llegaría a tiempo para darme la mano y mostrar caminos diferentes. No tenía ni idea de como salir de aquel infierno. Mas una paz infinita llegó a mi ser. Sentí que a veces es necesario dejar que las cosas pasen... luego, un gracias infinito salió de mi corazón y el miedo me abandonó.

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