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lunes, 29 de julio de 2013

Aquella palabra, comentario... candado afectivo


    Aquella persona sensible, con cualidades infinitas que, pocas veces da a conocer. Ronroneando jugadas. Mirando casi sin ser visto. Herido por una palabra ofensiva hacia él/ella. Preparando motores que se frenan en un camino. Cegando su mente de malas hierbas, de "no puedos infinitos". Que destruyen su vida, su alma, su ser, su felicidad, su razón de existir...
  Mientras que la persona que causo la ofensa navega en un mar de rosas, lejano de tu dolor, de tus angustias, de tu parón en la vida...
A lo mejor fue un chico-a que se pasó de lista/o contigo. Que rompió tu carácter bondadoso, entregado, divertido...

    ¡Y digo yo!...
       Todos tenemos tropiezos en la vida. A todos o a casi todos nos han roto mas allá del ser...
 Pero así como hay gente que sigue adelante, hay otros muchos que se quedan derrapando en el camino. Sin poder avanzar adecuadamente, en un mar de desconfianza... si aunque resulte cruel decirlo. Aparentemente han perdido todas las batallas. Tienen una actitud de rendidos, de no pisar mas ese terreno pantanosos...
 Y el causante de tan malestar... pues suele estar por ahí disfrutando su vida, viviendo lo que le apetece... olvidando, quizás, que tu fuiste el blanco de sus burlas...

     ¿Te has preguntando quién ha ganado la batalla en este comentario personal?
          Piénsatelo, la vida no dura eternamente.Eres tú quien pierde tus batallas, eres tú quién, probablemente, estés echando a perder toda tu vida....

      Quizás debas tirar a la basura el chupete infantil para no ser bebé indefinidamente, y entender que crecer es un acto de madurez, de evolución, natural en nuestro mundo. Realmente la persona que se queda acurrucado bajo los brazos de sus padres, amigos, hermanos...  quizás sea quien, realmente, pierda todas las batallas.   ¡Ojo, pues!

      Sin comentarios....

M.Mercedes Rodríguez Perera

1 comentario:

  1. Hay personas que se refugian, casi inconscientemente, en el cobijo de sus amistades, de su familia. En realidad utilizan a estas personas para que justifiquen sus miedos, sus argumentos. Esta actitud no conlleva a la madurez, a la satisfacción de superar obstáculos. Mas bien es como un pez girando sobre sí mismo. Quedan anclados en situaciones que no pueden ver.

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