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martes, 13 de mayo de 2014

Se van a cumplir dos años de la muerte de mi padre.


   Hace casi dos años de la muerte de mi padre. Nuestra relación, la verdad, es que fue bastante turbulenta. Yo nunca entendí cual fue su motivo para, aparentemente, mantenerme distante del resto de la familia. Hay muchas cosas que no entendemos a lo largo del camino- vida. Sin embargo, "pa lante hemos de andar". Sin embargo, cuando mi padre enfermó y se vio inhabilitado para tomar sus medicamentos de forma adecuada, para ir a los médicos, para acudidr solo al supermercado, y otros eventos, pues digamos que yo me presenté de voluntaria. No consulté a nadie si debía o no hacerlo. Tampoco a nadie se le impedió estar ahí, en su nueva vida. Estuve junto a él en multitud de momentos. También los días que estuvo ingresado en el hospital. Pendiente de él.Pendiente, también, de todo informe médico. Mi padre me preocupaba y muchísimo. Yo entré en su vida, sin avisar, sin pedir permiso. Simplemente, entré en la situación que se creaba como nueva y, ahí estaba yo, para todo lo que se precisara. Un tiempo antes de morir se retractó de posibles malas formas que hubiera tenido conmigo. Claro que, aclaró que la primera en pedir perdón hacia las supuestas ofensas, en algún momento, cometidas hacia él, debía ser yo. Posteriormente, después de cerciorarse que yo le había perdonado en todo lo que yo le ofendí, pues él, con una actitud mas tranquila, me comentó que él también me pedía perdón a mí. Su rostro reflejaba una gran paz interior. Como si de alguna manera te hubieras deshecho de algo que te incordiaba, te pudiera incomodar... la situación desde hacía un tiempo se había vuelto de calma, colaboración, comunicación, agrado... (no podía dar crédito a lo que yo estaba viviendo). No me arrepiento de lo que hice en los últimos años de vida de mi padre. Puesto que, yo también me llené de una gran calma, paz interior, ilusión por la vida... Como te he dicho, anteriormente, yo me colé en su vida, en su mundo, en su historia, en sus momentos. Sin pedir en ningún momento permiso. Mas observé que mi presencia empezaba a resultarle calmosa, tranquila, agradable y hasta necesaria. ¡Sí, cosas que pasan y que no le vemos su explicación ni dando mil vueltas al capote).

     A día de hoy ya mi padre no está entre nosotros. Mas los regalos emocionales, afectivos, de perdón, de consideración que nos hicimos en los últimos tiempos, fueron realmente grandiosos, muy valiosos desde mi puento de vista. Ya que, a día de hoy, le recuerdo con satisfacción, emoción, y cierta tristeza. Yo pienso que mientras lo recuerde de forma positiva, él estará conmigo, ayudándome en momentos difíciles que todos encontramos en nuestro deambular diario. Hoy mi padre ocupa un lugar en mi corazón. No quiero juzgarlo negativamente, a veces cuesta bastante. Mas entiendo que en poco tiempo me enseñó una forma de ser, de entender la vida, de generosidad... realmente increíble. Quiero recordar su despedida como lo que fue. Alguien que, voluntariamente, se retracta de una serie de situaciones. Y a su vez, alguién que me pide perdón, desde la libertad mas absoluta. Desde un estado de consciencia también importante.
    Si mi actitud hacia él hubiera sido de rencor, de no- perdón, de rabia, de egoísmo absoluto. Estoy segura que mi persona no estaría tranquila, cómoda, agradecida por salvar la situación que nos alejaba. Hoy siento una paz que me da muchas fuerzas para continuar el camino. No se lo que me deparará el camino, mas siento que he de estar preparada para todo.
     ¡Ambos llegarmos a tiempo!. Ello ha de ser un motivo de satisfacción y superación.
          Gracias papá, por todas aquellos momentos dulces, agradables, acogedorres. Pienso que ambos hicimos un esfuerzo importante, transformado a lo largo del tiempo en una actitud cómoda por ambas partes, y agradable. Que descanses en paz. Tu hija, Mercedes.

         13/05/14

4 comentarios:

  1. En momentos difíciles, donde realmente puede costar, estar ahí. Pues es en esos momentos. donde la/as personas afectadas, van mostrando lo mejor de si mismos. Parecen acercarse, voluntariamente, y casi por necesidad, a las personas que quieren. Y que por causas desconocidas pues ello no había sido posible. Mi padre cuando fue ingresado, a la primera persona que nombró, fue a mí. Eso dice mucho de la relación de ambos.

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  2. Entiendo que perdonar puede costar muchísimo. Claro que, inconscientemente, llega un momento en que tu vida te lleva a perdonar a ciertas personas. No sabes del todo el por que lo haces. Mas tu inconsciente, si que lo sabe. Una de las causas pueda ser que dichas personas son buenas personas. Errores cometemos todos y hay personas que merecen ser escuchadas y perdonadas.¡Nadie es perfecto!...

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  3. No estamos aquí eternamente. La muerte toca o tocará tarde o temprano en nuestras vidas. No creo que haya que hacer un drama de dicha situación. La muerte está escrita, y bien escrita, en nuestras vidas. Todos haremos ese viaje. Sí, nos guste o no. Cuanto mayor consciencia tengamos de dicho paso, pues mejor será nuestra vida aquí en este mundo con diversidad de historias y cosas por contar y por definir. La vida es bonita cuando la felicidad irradia tu mirada y conquista tus adentros.

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  4. La relación con mi padre, la mayor parte de mi vida, pues fue bastante difícil, incómoda y hasta abrasiva. No entendia el rechazo continuado y manifestado hacia mi persona. Quizás nadie me comunique nunca el por qué de tal abandono de todo tipo. Mas es verdad que en los últimos años de la vida de mi padre, pues mi entrega fue total, absoluta... esto lo observó mi padre y yo me alegro de ello. Mas la paz que hoy siento al recordar su cambio se ha convertido para mí en una inmensa fortuna emocional, afectiva, de calma interior. A veces, no sabemos por que tenemos ciertos comportamientos. Mas a veces la vida es bastante cuica.

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