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jueves, 13 de noviembre de 2014

Cuando la libertad se hizo la escurridiza


_ ¡Oh, mi libertad! ¡Pero si hace un momento estaba a mi lado, junto a mí!
_ ¡Cuántas veces hemos dicho que la libertad ha desaparecido de nuestras vidas!¡Qué tal vez nos sintamos carentes de ella!¡Oh, mal rollito!
    Quizás en algunas ocasiones nos refiramos a una libertad escurridiza, dormida, tal vez, en nuestro interiror. Acopalda en nuestra persona. ¡Quizás sin ser vista!. Mas a veces, me da la impresión de que necesitamos encontrar lo que buscamos de forma rápida, casi instantánea.¡Ojo, no tanta prisa que nos perdemos!. Tal vez querramos descubrir nuestra ansiada libertad en un tiempo récord. Y nos olvidamos de nosotros mismos, de nuestro interior, (lugar donde casi siempre está todo aquello que necesitamos y que forma parte de nuestro ser mas recóndito).
    A veces, circulamos por la vida excesivamente deprisa. Queremos aprovechar al máximo nuestro recorrido vida y... olvidamos, quizás, lo que se nos ha quedado con mucha urgencia, tras dicho recorrido. ¡Tal vez algo sumamente importante y necesario para nuestro bienestar!
 _ ¡Oh, es verdad, nuestra señora libertad!
 _Bueno, entre otras cosas...

      Podemos descubrir en los vaivenes del tiempo que casi todo lo que necesitamos viene procedente de proyecciones de personas con las que nos relacionamos o,tal vez, en un momento particular e importante de nuestras vidas han estado ahí...

     La libertad puede estar, perfectamente, en nuestro interior. Mas no la vemos por que en multitud de ocasiones no vemos pues... lo que delante tenemos. Aquello que tanto necesitamos y lo buscamos en cualquier sitio, excepto donde primero teníamos que haber mirado. ¡Ojo, pues!

       M.Mercedes Rodríguez Perera

1 comentario:

  1. Muchas veces hablamos de libertad como algo supremo. ¡Ojo, que la libertad es algo super importante!. Incluso podemos llegar a ondear la bandera libertad con un sentimiento real de sentir esa libertad en todo nuestro ser. Mas es verdad que a veces, esa libertad tan cotizada la buscamos en el exterior y casi la matamos interiormente al no ser descubierta en su búsqueda, acogida, plenitud... Normalmente, lo que llevamos en nuestro interior, aquello relmente valioso es, quizás, una proyección de lo que recibimos del exterior y nos alimenta en el día a día del casi momento presente.

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