A mí me gustan las relaciones de equipo. Los trabajos de equipo. Aquél trabajo, esfuerzo personal y grupal que hace que un grupo tenga tanta fuerza, tanta credibilidad, constancia en su trabajo. Incluso se mantenga a flote a pesar de las bajonas, de las caídas, muchas veces sin sentido.
El individuo, por sí solo, poco puede aportar. Puesto que los contrastes casi le quedan bajo la bata de quizás, un buen investigador. Mas cuando te quitas esa bata te transfomas, por momentos, en una persona como otra cualquiera. Con necesidades no cubiertas, inseguridades, miedos, momnetos de ausencia... Tal vez, muchos por qués envuelvan tu vida, tu mundo un tanto particular, específico.
Las batallas mas sobresalientes pues suelen ser trabajo de todo un equipo, donde el equipo completo se compromete con dicho trabajo. En que todo salga bien. En que el resultado de muchas horas, a veces, de sueño, de un fruto exquisito. Fruto que no se valora de igual forma en un trabajo solo individualizado, que en aquél trabajo de grupo, de equipo de consolidado. Donde un premio es sentido como propio y como grupal. Sin que por ello el premio en sí, reste en importancia, en significado, en momentos de gratificación. Sí felicidades.
M.Mercedes Rodríguez Perera
A mí siempre me han gustado los trabajos de equipo. Pero yo, por causas que desconozco, pues no encajaba en ningún grupo. Quizás mi excesiva timidez. O tal vez, la forma en que me expresaba cuando algo no me gustaba. Tajantemente y saltándome, puntos y coma. Era muy directa en el hablar. Eso no le gusta a, prácticamente, nadie. Mira que me esforzaba en aquello de medir palabras, frases y contenidos un tanto atacantes. Por lo que el grupo solía prescindir de mi persona. ¡Bueno, ellos/as se lo pierden! Ahora estudio mejor mis jugadas a la hora de hablar, de comentar cosas. Procuro aprender mucho de otras personas... bueno, todo sea por la integración. Que dicho sea de paso, también es salud.
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