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lunes, 27 de abril de 2015

¡Oh, pero qué pasa aquí!


  Recuerdas...
     _Aquélla vez en que te presté mi bloc de dibujo y tú lo copiastes repartiendo todo su contenido interior cual si fuese un desnudo casi integral. ¡Oh, pero qué me dices!
     _Aquélla vez en que te miré por primera vez y tú... desaparecistes a todo vapor.¡Oh, no soy un mísil!
     _Aquélla vez en que me ofrecí a echarte una mano y tu insolente aire de superioridad rompió casi todos mis esquemas en mil pedazos. ¡Pero será pedante!
   
    Mas hay vidas que merecen ser contadas, reconstruidas, abastecidas emocionalmente, afectivamente...
     Mas una vez tu mirada hizo mella en mi alma, quizás fue entonces, cuando los momentos empezarón a sentirse diferentes, de forma mas armoniosa, mas amigable.
     _¡Tal vez, tú si respetastes mi espacio!
     _¡Tal vez, tu sonrisa y tu invitación al habla fueron sinceras, sin tapujos, cómoda, sin falsas tintas!
Y fue entonces cuando me sentí muy pequeña ante tu nobleza, y quizás mi vida quedo en una total incongruencia. En una giro sobre mi propio eje personal del cual me costó muchísimo salir. Mas de las experiencias se aprende, se alimenta uno, e incluso pueden ser muy productivas.
    _¡No siempre hablamos el mismo idioma, mas ello no tiene por que implicar una incompatibilidad en el trato, en el buen hacer, en el encuentro fortuito...!
      _¡A lo mejor la falta de diálogo puede llevar a malas interpretaciones de los unos hacia los otros!

 Mas pueda, quizás, haber personas que puedan interpretar un mundo con una mirada. Claro que no todo está escrito ni todo se puede preveer. Es la relación en la cercanía la que establece lazos de buen entender, de buen definir. El aislamiento es un mundo que pueda quizas, enloquecer al mas cuerdo, sin ser esta persona consciente de ello. Mas un momento de retiro, de encuentro con uno mismo, de búsqueda de respuestas, dejarse llevar por nuestros sentimientos, emociones mas positivas... pues todo ello puede ser un tesoro sin igual. Mas la realidad virtual nunca ha sido plato,quizás, de primera mesa. Por lo que bajar de ciertas alturas no le viene nada mal a nadie. Sin despreciar hábitos que puedan aliviar nuestros momentos tormentosos, de agonía, de no explicación de los hechos.

   Bueno, este texto que acabo de escribir pues es un  texto imaginario. No tiene por qué tener lugar en la realidad.Yo me alimento de mucha fantasía. Y entre fantasía y fantasía cuelo alguna realidad. ¡Ojo al dato!

       Sabes, existen personas que cuando les hablas de un tema sensible, romántico, seductor, pues... puedan pensar que vives en el siglo de las luces, de las estrellas que una vez conquistaron todo un cielo estrellado. Hay muchísimas personas que están desencantadas del amor en general (pareja, amigos, familida, conocidos...) Olvidando quizás que el amor, en su conjunto, bien entendido, bien acoplado, bien sintonizado pues tiene una fuerza y un poder infinitos. Yo espero no desencantarme jamás del amor, por que entiendo que es un motor vida imprescindible en momentos de turbulencias emocionales, afectivas. La vida y el amor bien entendido, canalizado, sintonizados... pues suelen ir cogidos, aparentemente, de la mano. Por que saben que el uno sin el otro no tendrían la misma fortaleza social, la misma forma de ver y enjuiciar las cosas. Vivimos en una sociedad donde se ha olvidado, casi de forma exclusivista, al amor en su conjunto. Al amor vida, respeto, identidad, sentido de todo aquello que me pueda envolver o quizás me envuelva. Cuando el materialismo nos ronda un día sí y el otro tambíen... habría que pensar si nos está poniendo un precio a toda su materia. ¡O es, quizás, su forma de andar por el mundo!

    M.Mercedes Rodíguez Perera


1 comentario:

  1. Este texto es una apuesta a la espontaneidad, al respeto, a la inocencia de la propia vida. Entendiendo el amor, en general, como motor universal. Incluso como salvavidas ante multitud de batallas devastadoras que nos pueden dejar desahuciados.La frescura que se pueda tener en la inocencia, incluso en la adolescencia, puede quedar, aparentemente rota, por una actitud competitiva que en ocasiones llega a ser brutal. Se supone que no hay tiempo para el amor. El tiempo se encauza, en general, hacia el trabajo, superación máxima, y puede establecerse entre ambas pues una cadena casi insalvable. Hay personas que quizás puedan tenerlo todo excepto, quizás un amor que les alimenta, les de la vida, les emociona... cuando en nuestra vida excluimos de un buen manjar exquisito un amor renovador, rehabilitador, alimento, encuentro... pues quizás los nubarrones ocupen, en distintos momentos, tales carencias.

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