¡Quizás!¡Quizás!¡Quizás!

  Quizás todos tengamos la necesidad de tener raices conocidas. De ser aceptados en la fmilia, en un grupo de amigos/as, en el trabajo...

   No siempre es fácil mostrar una imágen agradable, positiva, humana, confidencial... por que el humor que podamos tener en un momento dado, pues digamos que no siempre es el apropiado a la situación que se vive en dichos momentos. Los momentos espontáneos quizás sean los mas auténticos. Suelen llegar desde una frescura del sentimiento, del corazón, de una actitud mas noble y casi auténtica.

   Pienso que es importante tener unas raíces, conocer dichas raíces y entender que sin dicho conocimiento, tu vida, a veces, en grado sumo, pues puede quedar incompleta. Somos parte de distintas generaciones. Nos vemos reflejados, quizás, en nuestros iguales. Es ahí donde acoplamos multitud de emociones, sentimientos cogeantes, a falta de luz, de identidad propia, a falta de unas raíces... pueden llamarte loca cuando tu necesidad de búsqueda no es calmada por respuestas que sabes no conducen a ningún sitio. Papel mojado que, quizás intenten venderte como algo propio, personal, muy tuyo. ¡Oh, pero qué me estás diciendo!

    Un barco imaginario(nuestra persona en su conjunto),que busca calma, autenticidad, respuestas, sosiego... dando lugar, por otra parte, a momentos divertidos, cómodos en su búsqueda, revoltosos ante las ausencias...

    Mas una mente demasiado pensante le cuesta centrarse en un yo bien definido, cómodo, estable... mas sabe, muy en el fondo, que sus experiencias marcan su camino, y que su vida es la de un caminante en ruta, en búsqueda, en trayectorias no siempre definidas... Pueda, quizás, recorrer caminos ya establecidos, mas otros estarán aun por descubrir. Somos constructores de caminos, aprendices, tutelares de senderos en búsqueda, quizás, de todo un asentamiento.

    En algunas ocasiones, se precisa pues, sentarte en algún tramo del camino. Tener una perspectiva general de los momentos transitados, e incluso aun por transitar... Seamos espectadores de nuestras rutas, aprendamos de rutas ajenas, acostumbradas a los caminos de la vida. Todo ello nos puede llevar a tener un aparendizaje global del camino. La maestría suele relucir ante la humildad del caminante en ruta.

   

     M.Mercedes Rodríguez Perera