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viernes, 18 de abril de 2014

Unos las dan... otros las reciben.


   Es la actitud la que califica a la persona en conjunto. Todos somos humanos y podemos cometer errores garrafales. Hay personas que parecen disfrutar cuando agreden, dañan a otras personas. Claro que, a lo mejor la persona que hace daño no se ha visto nunca agredida por otros/as allí, donde mas le duele. Pensamos, quizás, que nunca nos toca el horror de una guerra. Mas la guerra tiene muchas estrategias para llegar al corazón humano. Y a veces... llega. Hay personas que causan daño a otros/as de forma sistemática, simplemente, parece que el dolor ajeno les causa placer, entusiasmo, morbo... Pues, evidentemente, este tipo de personas se las coje al vuelo y ya sabes cual es su estilo de andar por el mundo. Ante estas personas nuestra puerta visita ha de quedar cerrada con una cerradura último modelo. Incluso llegaría a decirte que toda precaución es poca.
    Yo me eduqué, principalmente con mis abuelos maternos(Severa y Jacinto). Mi abuela, Severa, me inculcó el  carisma respeto, sencillez, confianza, orgullo, escucha, observación.... Los quise muchísimo. Los quise tanto que a día de hoy ellos siguen ocupando un lugar importantísimo en mi corazón. Siento que me dan fuerzas en los momentos dificiles, que me aportan un amor que nunca imaginé tuviera tanto caldo de cultivo. ¡Les debo tantas cosas!...
   Mi abuela era mucho de retahílas, de fregarle la cara a la gente... mas si a los cuatro miniutos, o menos, de pasado ese gesto un tanto particular de mi abuela, ella observaba que dicha personas, fregada con anterioridad, pues necesitaba algo. Mi abuela se o ofrecía, sin esperar nada a cambio, con una actitud de verdadera generosidad. ¡Yo es que no entendía este comportamiento de mi abuela!... pero es que mi abuela era así. Siempre compartía de  lo mucho o poco que tuviese. A mí ello me emocionaba gratamente. Lo que yo soy ahora se lo debo, principalmente, a mi abuela Severa.Uno de los regalos que mas bonito me ha hecho la vida ha sido la capacidad de conseguir una comunicación interior, conmigo misma, y la capacidad de poder comunicarme con otras personas. En realidad por este gesto tan bonito y necesario para mí, pues yo no dejo de darle gracias a LA VIDA.

      Creo en la justicia. Pienso que, una justicia bien aplicada, también puede ser una justicia regalo. Son el pilar de nuestra nación, y como tal ha der ser cuidada, mimada, revisada y hasta custodiada.

         Una luz en el camino, probablemente, ilumine a muchos caminantes que van a oscuras.
     Yo, unas veces soy luz, otras, pues pura oscuridad que necesita de otra luz para ver el camino.

              M.Mercedes Rodríguez Perera

                         18/04/14

1 comentario:

  1. Pienso que el camino no tiene nombre ni identidad. Todos podemos ser errantes en el camino. Todos podemos tener una necesidad fisiológica o sicológica a lo largo del camino. A veces, se llega a buen puerto. Otras, el camino parece no tener fin. De ahí la necesidad de formar equipos.Sí, desde nuestra humildad, sencillez, acogida al caminante que verdaderamente está ahí, junto a nosotros, a nuestra vera... y muchas veces desconoce que es su luz la que ilumina a todo un universo.

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