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lunes, 9 de junio de 2014

¡Cuándo aprendí a leer!...


      Cuando aprendí a leer no daba crédito a lo que yo fui capaz de enseñar. Tampoco fui consciente de lo que, posteriormente, al aprender a leer y escribir cambiaría, positvamente, mi vida. Recuerdo que la primera vez que escribí mi nombre y apellidos completo, pues me costó muchísimo despegar la vista del nombre. Separar el lapiz del papel. Miré aquel nombre completo como si estuviera dispuesta a enmarcarlo y ponerlo en un lugar muy, pero que muy visible. Cuando me orienté hacia que tipo de dibujos me gustaría encaminar mi vida, pues me ocurrió un tanto de lo mismo. Cuando empecé a combinar, aleatoriamente, aquellos colores... sin un maestro que me guiase, sino con la necesidad innata de... llenar mi vida de color. De múltiples combinaciones de colores que despertaran mis sentidos, mi sonrisa y hasta mi buen humor. Cuando, en su momento, sentí que la lectura me atrapaba de forma adecuada, y me hacía estar consultando el diccionario una palabra sí, la otra también... pues yo me consideré una persona privilegiada. Estos tres elementos(escritura, lectura, dibujo), pues fueron dando forma, sentido, color, humor, alegria, intensidad, sientido común, de relación personal, social, afectiva, a mi vida. A partir de todos estos elementos, entendí que tenía herramientas suficientes para ser feliz, entender el mundo, ser alguién en el mundo, con voz y voto. Capaz de defenderme en diversas situaciones. Sentí que la naturaleza no me había jugado una mala pasada, como anteriormente pues yo llegué a pensar. Me dije a mí misma que era toda una afortunada. Aunque en aquellos momentos, nadie conocía todas estas cualidades que yo consideraba propias. Pero también tenía mucho interés, si me era posible,en compartirlas con el mundo. Con aquellas personas que quisieran compartirlas conmigo. Fui feliz, a mi manera. Mis pensamientos mas abstractos, mis momentos oscuros, mis gratos recuerdos, mis dudas... serían capaces de salir a la superficie de mi mente-vida. Sí, por que yo sería capaz de pescarlas con una caña gigantesca y ya no me volverían hacer daño. Sí, lo sabía. Mas no me arrepiento de ello. En cierto modo, pescadora de ilusiones, de sueños, de tristes momentos,  fantasías, momentos de necesidad, de buena compañía, de búsqueda... entendí que ahora que lo expreso abiertamente, mi mundo interior empieza a tener mucho sentido. Mas tú, o muchos com tú, en una actitud del compartir, podríais enseñarme a mí, multitud de cosas, formas de relacionarme adecuadamente, con el mundo. Sin tener que estar, inconscientemente, echando balones fuera. A descubrir lo que pueda haber más allá de todo aquél mensaje...

     M.Mercedes Rodríguez Perera      9/06/14

2 comentarios:

  1. A veces, no somos conscientes de todo lo que poseemos. Incluso podemos despreciar cualidades que para otros serían algo genial. La naturaleza no siempre es caprichosa. Si te da unos talentos intenta sacarles el mayor partido posible. Probablemente, haya otros talentos que descubrás por casualidad y te hagan muy feliz.

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  2. Quizás vayas descubriendo tu vida, tu naturaleza, pues a través de pequeños tanteos, recorridos casi por casualidad. Pero has de descubrir que un mundo único, acaparador, insensible, pues pocas veces es feliz. Es en el compartir donde realmente se refeja lo mejor de nosotros mismos. También de los otros...

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