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lunes, 4 de agosto de 2014

Cotilleo de idas y venidas


    El cotilleo puede ser agradable si nosotros no somos el objeto de la burla, de los comentarios bajos en contenido y con una intencíón clara de hacer daño. Se puede empezar por un simple comentario y terminar en un concurso de preguntas y respuestas muy pero que muy alejado de la realidad. Hay gente que vive del cotilleo. Que el cotilleo parece darles de comer y beber sin ánimo de soltar a su presa/as. Claro que, cuando el cotilleo se revira, se da la vuelta y, la persona a descuartizar entre sondeo y sondeo, y hasta ahora la  protagonista y directora de todo cotilleo, pasando, incluso, revista para que no le falte ni un dato a mencionar. En fin, si se pasa de cotillador a ser cotillado... ahí surgen como unos sudores un tanto mareantes. Un mal estar generalizado. Una situación de falta de aire. Mas el cotilleo puede subir tan alto en un globo de color que puede traspasar fronteras ¡Oh, qué descaro!. Entonces que cada uno saque su rosario particular para que no le caiga parte de la retahíla. Porque, te digo yo, que empiza salpicando a unos cuantos, y, al final todo el mundo sale como en una fiesta particular de mucha agua y mucho barro. El cotilleo puede ser realmente peligroso. Sobre todo cuando la cadena de transmisión que parece ser creada sin ánimo de mucho altavoz, pues puede desacreditar a todo un santo. Transgiversar contendios que nada tienen que ver con lo que se comenta. Lo peor de todo es que hay personas que lo consideran como parte de la literatura. De una literatura coloquial, que nace de la curisidad en los otros, sin ánimo de dañar...

    ¡Literatura coloquial!... ni que hubieras conseguido una cátedra entre tanta y tanta investigación basura. Mas que literatura coloquial pienso yo que es un chismorreo entre alcahuetes y alcahuetas con mucho aburrimiento a sus espaldas y ganas de fastidiarle la vida a todo andante. ¡Me vas a decir a mí, literatura coloquial1 Coloquios los que han de recibir dichas personas para aprender a escribir bien su nombre y el ajeno. ¡Oh!... no te pases.

      M.Mercedes Rodríguez Perera   4/08/14

2 comentarios:

  1. El cotilleo puede resultar super peligroso. Se puede crear de forma ingenua. Mas ingenuamente se puede llegar demasiado lejos. Hay personas que parecen expertas en el cotilleo, y suelen estar demasida vacías por dentro y por fuera, que necesitan hundir, a sabiendas, de mentiras, la vida de terceras personas. Puedes perder a tus amistades por escuchar a todo un cúmulo de basura que raras veces va a todo un contenedor.

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  2. Y quizás lo peor del cotilleo pueda ser cuando el maestro cotillador emite una serie de comentarios donde los demás, allí presentes, quedan atónitos, asombrados. Luego se pasa la vez como si de una tertulia radiofónica se tratara. Y, ale, todo el munco a perderse en contenidos sin son ni son. Y no te salgas del guión establecido, puesto que si lo haces, la mayoría no sabría decirte ni de que se ha hablado, ni cuando tomó la palabra por última vez. Entiéndeme, el cuchicheo es muy peligroso. La reputación de personas honorables puede quedar enterrada en pulcros cementerios. A veces, es difíicil salir de dicho círculo por que puedes quedar mas esplumado que una gallina clueca. ¡Oh, sávese quien pueda, que yo me borro del círculo!

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