La vida está llena de circunstancias. Mas las circunstancias pueden marcar toda una vida, un acontecimiento, una esperanza. Incluso una razón de ser...
Una de las veces que yo ingresé en el siquiátrico por motivos de descompensación. Pues me dediqué a gritar y a pegar patadas. Cosas estas impropias de mi educación y saber estar. Bueno, eso no me condujo a nada positivo. Puesto que, la estancia en dicho centro se me hizo la mar de inmensa. ¡Yo no estaba para perder demasiado el tiempo! Así pues, había que cambiar de actitud y disfrutar de aquel recinto lo mas que se pudiera. ¡Dicho y hecho! Como, según creo recordar, la única obligación casi que tenía era hacer la cama. Así, pues, me dediqué a dar largos paseos. Acudir a las tertulias. Hablar con muchos de los allí presentes. Fui a las actividades que allí se realizaban. Pero ojo, disfrutando, según mi entender de todo lo que allí se realizaba. Al pasar de los días me sentía cómoda, en mi mundo, tranquila, agusto con el día a día. Tan a gusto estaba que no tardaron mucho en darme el alta. ¡No me lo podía creer! Estaba allí, aparentemente, como pez en el agua y de un día para otro... pues a la calle. La verdad es que del centro siquiátrico salí bastante recuperada. Claro que... llegué a mi casa y comienza una nueva terapia dirigida, aparentemente, por mi madre. Dormir casi las veinticuatro horas del día. Y pobre de que me escaqueara un ratito a ver la tele o hablar con mi hermana. Mi madre parecía, guardando las distancias, un teniente coronel. A la cama y punto. Esta actitud camera trabajada, aparentemente por mi madre, pues me hizo dar pasos agigantados pero hacia atrás. No había, aparentemente, otra opición, ante tal, aparentemente, teniente general en casa. Era super difícil dar un paso hacia delante. Luego íbamos a las consultas siquiátricas y yo ni recordaba lo que tomaba. En realidad no recordaba prácticamente nada. Estaba como en una nube de multitud de círculos concéntricos. Cuando regresábamos a casa, el único, aparente objetivo de mi madre era pues que yo volviera a la cama. Del baño, a la cama. De las distintas comidas, pues a la cama. Quise salir de ese infierno mas era casi un imposible. La señora teniente casi parecía estar haciendo guardias, pues aparentemente, las veinticuatro horas. Con mi hermana tengo una muy buena relación. Se implicó muchísimo en multitud de momentos. No tenía ningún problema en salir conmigo a distintos lugares. Mis sobrinos fueron la luz de mi vida. No tenían ningún problema en relacionarse con su tía. Hasta organizaba teatro para niños. Jugábamos a diversas cosas, hacíamos dibujos y los coloreábamos. Siempre estaban junto a mi. Parecían pasárselo muy bien conmigo.Mi relación con mis sobrinos fue siempre muy saludable. Oye, que yo con ellos lo pasaba genial. Tuve que arreglármelas, cuando pude arrancar de tanta ensoñación, pues para salir un poquito. Arriando y con tiempo fresco- me decía a mí misma- Aquellas salidas personales eran geniales. Paseaba, a mi ritmo, por distintos lugares y, luego a casita. ¡Y gracias a esos paseitos yo tiraba pa´lante! Sí, supongo que,después, al resorio de la cama que ya me tenía hasta la coronilla. Pase de una situación en el centro siquiátrico, de bastante recuperación. A otra, en mi casa, prácticamente encamada, en la que fui perdiendo puntos compensatorios de forma agigantada.
Para nada culpabilizo al centro siquiátrico, ni a salud mental, pues de tal situación. Son cosas que pasan, y hoy por hoy lo puedo contar. Sigo teniendo una fe ciega en los siquiatras, en salud mental, por todo lo que a mí y otras personas que lo han necesitado, pues por lo que nos han regalado en cuanto compensación, escucha, tratamiento farmacológico, terapias... en fin, solo tengo palabras, comentarios de agradecimiento para todos ellos. Entiendo que sin una adecuada y revisada medicación pues yo no estaria como estoy ahora. Es decir, con una actitud positiva ante la vida, la sociedad y el mundo en general. Estoy mas serena, más cómoda en mi piel. Con una actitud creativa ante mi vida y ante el mundo. Bueno, esforzarme, pues he tenido que esforzarme muchísimo, mas ha merecido la pena tal actitud. Mi gratitud a salud mental. Entiendo que estáis haciendo una labor envidiable. ¡Felicidades!
Gracias por todos los momentos compartidos en salud mental. Gracias por haberme ayudado a compensar, equilibrar mi mente. Pudiendo, de esta forma, sacar lo mejor de mí y poder compartirlo con todas las personas que lo han querido, deseado.... ¡Mil gracias por todo!
M.Mercedes Rodríguez Perera
Yo entiendo que ante el siquiatra, ante el campo de salud mental, pues hay que ir sin miedos, sin prejuicios. Es una profesión que abarca el tema de la mente, de los desajustes mentales, de los momentos de depresión, de anisedad. Y yo comento que, en momentos de necesidad hay que acudir a los profesionales que abarcan todo el campo mental. Por que un medicamento adecuado recetado por un profesional en la materia, pues puede hacer que nuestra vida gire positivamente y nuestra salud vista nuestras mejores galas en nuestras personas. Sufrir por sufrir es algo que me parece de una total incongruencia. ¡Aprende a sonreírle a la vida! ¡Aprende a ser feliz!
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