Las palabras que quise decirte, mas tropezarón con tu mirada.
No siempre fueron bien vistas, acogidas con agrado.
A veces, soy impulsiva, y esto, hasta parece parar todo un tanque de combate. En fin, con la práctica mas o menos continuada se llega a los objetivos, a los propósitos establecidos.
Palabras que guardo en el bolsillo de mi pantalón. Tal vez, en mi bolso de mano. Por si la ocasión lo requiere. Por si se presenta la ocasión.
Y es que a veces me disparo hablando de tal forma, que casi, casi que no me reconozco.
Palabras que diría a un bebé para conectar con su mirada, con su sonrisa. Palabras que yo me guardo porque a veces, se precisan.
Palabras que te comento cuando estoy sola. También cuando mi vida se convierte, en todo un paraíso. ¡Oh, que mágica pueden ser las palabras!
Aquellas palabras que casi no nacen. Mas un útimo esfuerzo hiceron que salieran a la luz. Preparadas para ser escuchadas, amadas, compartidas.
Y hoy que he hecho memoria, quiero repetirlas. Sabes, he ensayado muchísimo.
Mas tú comentas: ¡Sí, lo sabia!
Rondándole a las palabras salí de un abismo emocional, afectivo, sensitivo, sensorial. Y gracias al conocimiento de las palabras mi vida ha vuelto a encontrar su luz, su gracia, su mirada y hasta sus intenciones. ¡Caramba, benditas palabras!
Bendito tú, por estar ahí.
M.Mercedes Rodríguez Perera
¡Cuántas veces ahogamos las palabras, comentarios, en nuestro interior y nos hacen un daño de aupa!. ¡Cuántas veces fueron aquellas palabras que no se dijeron las que rompieron una bonita relación!¡Cuántas veces escribistes tu nombre en un papel y tus ojos se iluminaron, tu mundo se llenó de vida! Por que las palabras pueden ser las caricias del alma. Un medicamento excelente para tirar pa`lante. Y en ocasiones, un freno injustificado,ante palabras, comentarios, dudas, pueden prolongar en nosotros el dolor ante toda una inminente necesidad... ¡Mas las dudas pueden prolongar un sufrimiento!
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