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domingo, 5 de octubre de 2014

Las peripecias de un boligrafo y un papel


   Antes de saber leer y escribir, pues llamaban la atención de mi persona algunas hojas escritas que encontraba por casualidad. Revistas a las que nadie ponía, aparentemente, atención.  Yo me moría por aprender, poco a poco, algunas palabras. Hacer posible, algunos renglones del texto. Aprender a escribir fue para mí algo traumático. No había forma de que aprendiera a escribir y a leer correctamente. No aprendía cuando intentaba buscar contenidos asequibles a los libros que llegaban a mi poder. Dedicaba un esfuerzo extremo, superior, a entrar en contacto con el nivel que se requería según el curso que estaba realizando en dicho momento. No me puedo casi explicar, como he conseguido conectar con muchos de vosotros, sin casi ser consciente de la cantidad de faltas ortográficas que surcaban mis textos.¡Ojo, que ya no sé en que idioma estudiar la ortografía, y formas distintas de expresión! Cómo habrás observado no suelo utilizar las formas de expresión usadas en otros libros. En realidad... no sé expresarme así. De ahí que el lenguaje utilizado por mí sea extremadamente personal. No es una comodidad. Simplemente no sé explicarme de otra forma.

    Cuando aprendí lo básico para usar el lenguaje, aunque sea a regañadientas, pues me puse super contenta. Solo me faltaba salir a la calle con un cartel que comunicara a los cuatro vientos que aprender a leer y escribir había sido un reto totalmente superado. (Ya he comentado que aprender a leer y escribir fue un trabajo brutal para mí). Mas os comento que necesitaba comunicarme conmigo misma a través de mis cartas personales. Ellas llenaban mi vida de ilusión, de esperanza, de mucha confianza, de luz. Aprendí a expresarme verbalmente y aprendí a entender la belleza, la artificialidad, la gracia y hasta la seriedad a través de mis dibujos contemporáneos. Yo en realidad nunca supe que dichos dibujos contemporáneos tuvieran un valor económico (Para mí era muy fácil ser creativa en los dibujos, y, por supuesto, en mis textos, en mis comentarios).Llegar hasta vosotros fue algo mas difícil. Una persona me motivó para que diera a conocer todo esto que os he comentado. Ha sido todo un placer haber llegado hasta ustedes. También haber aprendido tantas y tantas cosas de mí. Mi mundo ahora es mas extrovertido. Ello me hace sentir muy feliz. Compartir con vosotros muchos momentos ha sido todo un privilegio para mí. Gracias por haberme acompañado en muchos momentos del camino.

    Soy una persona muy profunda, tanto en el hablar como en el escribir. Para mí ello es muy divertido. Lo hago con una enorme naturalidad. Tengo una enorme intuición. De todas maneras quiero comentar que ser tan profuenda puede traer profundos problemas. También queria comunicaros que soy una persona muy sencilla, humana y cercana.

     Aprender a vivir es haber recorrido gran parte del camino. Saber conectar con el mundo es otra parte importante del camino. No perder las buenas amistades es todo un recórd en el camino. Y que tú no te pierdas en momentos abruptos y difíciles del camino es casi un SOS

     M.Mercedes Rodríguez Perera

2 comentarios:

  1. Es verdad que me costó muchísimo aprender a leer y a escribir. Todavía recuerdo de forma casi traumática la cantidad de horas que dedicaba a estudiar y lo prácticamente nada que era capaz de aprender. Me era imposible entender un texto. Cuando llegué a la universidad fue caer al vacío de forma empicada. Imposible dar un paso mas, un eslabón mas en la cadena, sin antes no superar muchísimos obstáculos que había dejado en el camino y que, de forma casi insconsciente, me pedían paso. La universiad fue un caos. Fue culpa de mi incapacidad para el aprendizaje. Solo fue culpa de eso. Por lo demás lo pasé muy bien.

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  2. Gracias a estos textos muy personales que os escribo y que yo medito, pues he llegado a descubrir, a parte de mi mundo interior, pues el mundo exterior. Escribir para mí fue toda una necesidad. Sí yo no plasmo, de alguna manera, todo ese potencial que llevo dentro, mi vida hubiera sido insignificante, sin valor para luchar. Sería una persona muy revelde sin una causa aparente que la justificara. Me atrevería a decir que me hubiera transformado en una incomprendida social. Sí, con todo lo que ello conlleva. En el fondo quiero decir que he tenido muchísima suerte.

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