Yo entiendo que a mí me gusta mucho dar las gracias... mas mis motivos tengo.

    Sinceramente, a mí me gusta mucho dar las gracias. Entiendo  que pueda ser porque me han puesto la zancadilla bastantes personas. Si en un momento particular de mi vida necesito ayuda y no sé como pedirla... puede haber personas que me echen una mano. Aun sin yo pedir esa ayuda, pues todo ello a mí me emociona muchísimo. De hecho yo tento poquísimas amistades. Por eso cuando alguién me ayuda en un momento difícil para mí, pues ello es algo que queda gravado en mi mente de forma muy positiva. Lo siento así, lo experiemento así. Yo no puedo presumir de muchos amigos de verdad. El que ha podido ser lo, en un momento puntual, pues se ha dado la vuelta y hasta el país de nunca jamás. Entiendo que he aprendido a vivir sola. No ha sido fácil, no es naca cómodo. Mas hay heridas provocadas, quizás por personas que no hubiera imaginado me hicieran tanto daño. Por lo que, engancharse al carruaje de la amistad, de las relaciones, pues resulta un tanto difícil. Mas no es un imposible. Porque, sinceramente, yo amo al vida. Yo disfruto de momentos muy gratos con personas que quiero y me interesan de corazón. Yo he aprendido aparcar a ciertas personas y separarme de ellas/os, porque si te soy sincera no estaban a la altura de lo que yo considero respeto, lealtad al amigo/a. A veces, comparo  la amistad con un vaso de agua. Sí, es toda una necesidad y ha de ser puro aprendizaje, comprensión, diversión... muchas otras cosas que, cuando un día se rompen, cuestan ser reemplazadas. Mas mientras haya vida, pues hay momentos para aprender, para jugar, reir, fomar parte de una buena familia, entendernos y apostar por los bellos momentos de los bonitos amaneceres del alma. ¡Oh!. ¡Mientras haya vida, siempre habrá un camino a la espera llamado esperanza, gratitud, amigo-a!

         M.Mercedes Rodríguez Perera