La transparencia en aquella mirada dulce y aquél agradable despertar.
Lejos de trampas en los juegos de azares donde, a veces, te dejas tu propia piel.
La transparente inocencia del niño que te sonríe sin un antes ni un después que lo justifique.
Transparencia donde marcamos nuestro espacio, nuestras pautas, nuestros cauces y hasta nuestra propia indentidad.
Olvidando, quizás, deudas del pasado. Puesto que, cuando el pasado quiere es bastante trastión, egoísta, egocéntrico y hasta te come tu propio terreno.¡Ojo, cada uno con lo suyo!
Sin un antes y un después ante situaciones que consideramos controladas y bah, se nos escapan de las manos ante nuestra propia incredulidad.¡Oh, ni que estuviese lloviendo!
Viviendo los momentos que jamás han de robarnos la iluisón por el vivir, por el sentir, el compartir y el hecho de proyectarnos, si nos es posible, mas allá de nuestras propias fronteras.
Mas pensar en positivo es importante, nos transmite vida, nos da seguridad... nos abre quizás muchas puertas en nuestro propio terreno personal.
M.Mercedes Rodríguez Perera
¡Oh, las transparencias! Muchas personas piensan que quizás sea necesario e importante ser transparentes. Mas hay transparencias que matan, puesto que, si te quedas al descubierto puedes ser presa fácil de cualquier truhán. Mas la transperencia tiene mucho que ver con la verdad. Claro que hay verdades que matan y te dejan casi, casi al descubierto. Mas recorrer caminos un tanto a la incógnita, pues tampoco lo veo tan mal. Sobre todo... cuando desconoces el camino que pisas y se te hace necesario ir tanteando el terreno.
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