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miércoles, 28 de enero de 2015

¡Oh, un teléfono!


   Sí, para hablar con la vida.
   Para contarle cosas bonitas... y, ojo, algunas penitas.
Dicen que las penas compartidas son algo dulzonas.
    Sí, capaces de calmar tempestades y hasta suavizar los andares del día a día.¡No me digas!
Un teléfono para hablar con un amigo-a especial. Decirle lo mucho que puedo extrañarle y que :¡Ole, por lo que hemos compartido!
    Dar le las gracias por los momentos de ausencias infinitas donde no entiendes ni lo que ocurre ni por qué está ocurriendo.
    Un teléfono para sorprenderme a mí misma, por que me permite conectar con todo un firmamente ficticio y un espacio igualmente infinito. Mas alguién me dice:¡Baja de esa nube que resbala!
    Un teléfono para los momentos de urgencias donde espero que alguién esté allí.

        M.Mercedes Rodríguez Perera

1 comentario:

  1. ¡Cuántos momentos has necesitado coger el teléfono para contactar con gente a la cual quieres y surge dicho momento sin mas!. ¡Cuántos momentos un teléfono ha aclarado tus dudas mas acuciantes!¡Cuántas veces un teléfono te permite salir de situaciones comprometidas e incómodas!. Una llamada, unas palabras que se comparten y una claridad en el alma que transmite la serenidad suficiente para alzar, nuevamente, el vuelo.¡Oh, buen aterrizaje!

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