Translate

sábado, 31 de enero de 2015

Aquella forma de vivir...


   Aquélla forma de vida que casi me lleva al precipidio. Incomunicada, aparentemente, desde un ámbito fisico y sicológico. Una incapacidad prácticamente brutal, para asimilar contenidos. Aunque estos fueran excesivamente fáciles. Nula en la orientación. Las puertas de la vida, de la comprensión, de la aceptación, de la cercanía a otras personas se me cerraban en multitud de ocasiones. Luchando por liberar mi mente de muy malos rollos, de malas formas que algunas personas vertían hacia mí. Buscando una identidad donde cobijarme, encontrar cariño, respeto, aceptación. Perdida en mares infinitos que me llevaron al precipicio en multitud de momentos. ¡Oh, mal rollito!¡Mi mente se estaba convirtiendo en una bomba de relojería a marchas forzadas!
     Y un día la situación me sobrepuso, no pude decir basta. No sabía como salir del infierno donde yo habia entrado de forma inconsciente e involuntaria.¡Todo se me escapaba de las manos!¡Oh, precisaba ayuda urgentemente!¡Y la ayuda llegó aunque no lo entení al principio!
       Fue entonces cuando entré en un centro siquiátrico. No había otra opción. Era el único camino, en aquellos momentos para salvar mi vida. Mi mente había perdido totalemnte su compensación. No era dueña de mis actos. Allí, en el lugar donde habitaba, teniendo en cuenta las situaciones, hubiera muerto de forma inevitable. Salud Mental me sacó de un infierno. De un dolor emocional brutal. Gracias a una medicación adecuada y necesaria. Gracias a las terapias, al seguimiento personal yo fui encaminando mi vida. Adaptándome a que mi vida debía ser valorada, vivida y querida. Entendiendo que tenía todo un potencial interior capaz de transmitir al mundo. Entendí que mi vida, quizás por primera vez, me pertenecía. Las circnstancias me han ofrecido oportunidades importantes para rehacer mi vida, para reinventarme y compartir con vosotros todo aquello que hoy me da vida, me hace sonreír y hasta coquetear con el mundo. ¡Mil gracias!
     Mil gracias a Salud Mental por los momentos compartidos. Por la paciencia que siempre han tenido conmigo.¡Por que mira que yo era de revelde y gritona que... a ver quien da mas!
       Hoy mi vida está ajustada, compensada. Hoy soy dueña de mi persona y de mis actos. Hoy canalizo mi forma de ser a través de mis escritos y mi forma de lidiar con el mundo. Hoy soy feliz a mi manera. La confianza y el respeto hacia mí misma y hacia el mundo han llegado a mi vida.
     Gracias a vosotros por toda la paciencia que habéis tenido conmigo. Vosotros también sois una bonita manera de decir ¡Sí, a la vida!

     M.Mercedes Rodríguez Perera

   

3 comentarios:

  1. En ocasiones nos cuesta reconocer, aceptar que necesitamos ayuda. Los prejucios muchas veces marcan y muy negativa esta situación. La vida merece ser vivida, aceptada, revoloteada... y que te ayuden en un momento de necesidad pues debería ser una puerta abierta a tu salud, a tu esperanza... a tu capacidad para retomar tu vida y ser muy feliz. ¡Sabes, te lo mereces!

    ResponderEliminar
  2. Cuando uno sabe que necesita ayuda pues ha de solicitar dicha ayuda. Yo he vivido en mil infiernos diferentes. La cuestión es que no me encontraba a mí misma ni con lupa. No había forma de coger el principio de la madeja para dar un significado correcto a mi vida. Un día tiré la toalla por última vez., fue entonces cuando desaparecieron los nervios en gran medida y, como no tenía nada que perder, pues mi vida encontró el camino adecuado y necesario para tirar pa`lante. No ha sido fácil, lo sé. Como también sé que ha sido fruto del trabajo de todo un equipo. Sí, encontré mi camino y la capacidad para sentir, emocionarme, sorprenderme, y pensar que mi vida también era importante. ¡Oh, cómo lo has hecho!¡Bordando fino!...

    ResponderEliminar
  3. Aquélla forma de vivir de descompensaciones casi continuadas casi, casi me lleva al precipicio. Perder el timón de mi barco en un pis- pas fue toda una incomprensión por mi parte. Un día tiré las cuerdas que me sujetaban a la vida,ya que, aparentemente, casi no me dejaban dar un paso mas. Sin olvidar el alimento vida, necesidad que sabía debía tener siempre presente (medicación, revisiones periódicas al siquiatra, conservar aquellas amistades que sabía merecían la pena, apostar por mi persona en su conjunto)Todo ello,la verdad... costaba un poco.Luego, solté amarras y me agarré al timón de mi nuevo barco. Las cosas cambiaron, mas supe que no era perfecta y debía apoyarme en personas, instituciones que sabían no me fallarían, pues... por convicciones propias. ¡Gracias!

    ResponderEliminar