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martes, 3 de marzo de 2015

El dolor


  ¡Oh, el dolor que mal compañero de viaje, caramba!
     El dolor puede ser físico, sicológico, emocional, afectivo...
A veces, se cuela por la ventana de tu vida y... a ver como le invitas, educadamente, a salir de tu vida.
    El dolor puede ser fuerte, testarudo en grado sumo. Los calmantes hacen los suyo... mas a veces, no es suficiente para aliviar nuestro no-invitado compañero de viaje. ¡Abráse visto con semejante intruso!
    Solo el que lo padece es capaz de llegar a entenderlo algo. Quizás puje para negociar con dicho dolor intentando no sea tan castigador. Quizás su esencia mas particular se te presente de cuerpo presente. Mas no es dicho cuerpo presente lo que quizás tú busques en dicho momento.
     La vida puede ser dolorosa. Aunque ésta enmascara muchas veces su dolor. Quizás eso es lo que la propia sociedad espera de ella. Mas el dolor puede acomodarse en tu sofá preferido y, ale, a ver quién le da la carta de despido.
     También está el dolor afectivo... por los desaires de la vida. ¡Ojo, te pueden traer de cabeza!
 El por qué de su causa puede surgir muy aseñorado, contoneándose descaradamente frente a nosotros y... a tocar a otra puerta.
     ¡Oh, pero donde va ese echao pa´lante!

        La vida intenta buscar siempre un equilibrio entre lo físico y lo espiritual (No siempre lo consigue).
        Mas su afán de superación es tanto que, en contra de todo pronóstico, puede echarse algún que otro farol. ¡Y a saborear al mundo!
     Claro que, a veces, la procesión dolorosa va por dentro. ¡Mas ella lo sabe!

         M.Mercedes Rodríguez Perera

1 comentario:

  1. ¡Oh, dolores de amores!¡Dolores por esa nota que no subió lo suficiente!¡Dolores por la traición de ese amigo/a que nos la supo jugar muy bien jugada!¡Dolores físicos que pareces estar arrastrando tu propia cruz en todo un desierto de penitencia! La vida tienen sus momentos gratos e ingratos. Siempre hay que apostar por el ser humano. Sí, a pesar de las caídas. Quizás nuestras propias situaciones vitales nos pongan a prueba multitud de veces. ¿Tú qué prefieres, jugar tus propias cartas, o quizás estar de espectador?

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